sábado, 23 de junio de 2012

KIRCHNER PREMIA A CARLOS MENEM COMO "HUESPED DE HONOR" - MARZO 1989





Imagen perdida que vuelve al ruedo para desmemoriados, obsecuentes y revisionistas. 

Gira presidencial proselitista del delincuente traidor y risible "Facundo Quiroga del siglo XX", Carlos Saúl Menem, por la provincia de Santa Cruz, en busca de votos patagónicos. Fue recibido, para la ocasión, por el hampón genuflexo traidor Néstor Carlos Kirchner, entonces Intendente de Río Gallegos, hoy coto controlado a rajatabla por los intereses y negociados del clan Kirchner-Fernández Wilhelm.

Presuroso de quedar bien con el agente internacional Menem, favorito a quedarse con la presidencia frente a su oponente, el cordobés Angeloz, Kirchner echó mano de un galardón para el riojano truhán: lo CONDECORO con el premio al "HUESPED DE HONOR" de Río Gallegos, a través de un decreto…

Para hacer un poco de memoria -tan poco valorada en estos tiempos de miserables parcialidades-, hay quienes creían hasta ahora que Néstor Kirchner halagó al agente internacional Carlos Saúl Menem públicamente y por primera vez en septiembre de 1994 cuando lo consideró "el mejor presidente de la historia". Craso error: el primer halago y muestra de afecto dispensado hacia el futuro continuador del liberal Proceso de Reorganización Nacional tuvo lugar en Marzo de 1989, es decir, en el momento de la foto y el premio oportuno. Dijo en dicha ocasión: “Que su presencia (en Río Gallegos) honra a la Democracia Argentina por haber sido tres veces Gobernador electo por la voluntad popular, de una provincia con una cultura centenaria, como lo es la provincia de La Rioja”.

La ligazón entre ambas familias de traidores y aniquiladores de la patria continúa; desde una comodísima y suntuosa banca del Senado de la Nación, el anciano Carlos Saúl Menem, de tanto en tanto, apuesta sus últimos fichines para aprobar los proyectos elucubrados por los secuaces que allí moran en nombre del Frente para la Victoria krichnerista, todo a cambio de la salvaguarda de los fueros que le permitan continuar en libertad. Es un pacto hasta la muerte. Puede que un día no muy lejano muera Menem enquistado en el poder y amparado por las tretas del sistema democrático que lo salvan del cadalso o el escarmiento pueblerino.