domingo, 10 de diciembre de 2017

ELISA MARIA AVELINA CARRIO, ¿QUE HACEMOS CON LA MASONERIA?



Antes de responder la pregunta retórica del título, debemos señalar lo siguiente: que dentro de la inmensa mediocridad y pusilanimidad que hoy tiene, como valor intrínseco, la clase dirigente política argentina, la Dra. Elisa María Avelina Carrió plantea, muy de vez en cuando, y ante los medios ‘políticamente correctos’, algunos términos que reflejan un cierto conocimiento real de las cosas –en este caso, de la política en sí-.

            Fueron al menos dos las ocasiones que empleó Carrió en los mass media para esbozar el término “Masonería”, la primera vez el 27 de octubre de 2015 y la segunda el 22 de mayo de 2017. En ambas citas, se interpretó un empate virtual respecto a la opinión personal que tiene la abogada chaqueña sobre dicha sociedad secreta, en el sentido de, por un lado, perdonar su intervención cuando la batalla de Pavón en 1861, y, del otro, denostarla por amparar, entre sus miembros, a delincuentes de la talla del integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dr. Ricardo Luis Lorenzetti. Pero veamos en detalle ambas intervenciones de Elisa Carrió para mejor atender a la pregunta del título de esta nota.

            Entrevistada por el periodista Alejandro Fantino en su programa “Animales Sueltos” por el canal América TV, el 27 de octubre de 2015, Carrió dijo: “Yo soy urquicista […] Urquiza se retiró de Pavón por algo masónico, pero dictando previamente una Constitución…”. Esto quiere decir, para la hoy diputada nacional Carrió, que el general Urquiza efectivamente entregó el país para que tenga una imperecedera matriz liberal, todo en aras para que la Argentina glorifique un libro con letra muerta, porque nadie la cumple, que se denomina Carta Magna o Constitución Nacional, sancionada por influjo del entrerriano en 1853. Y según la interpretación de las palabras de Carrió, poco interesaría que nuestra nación haya sido arrastrada hacia las políticas mundiales dictadas por Gran Bretaña –que deseaba nuestra entrada al sistema liberal- por acción directa de la Masonería local. Esto no tendría importancia para ella; la batalla de Pavón fue, simplemente, por “algo masónico”, nada más.

            En cambio, la segunda vez que apareció de sus labios el término “Masonería” fue cuando la entrevistó Joaquín Morales Solá en su programa “Desde el llano”, que se transmite por TN, el 22 de mayo de 2017. Esa noche, Elisa Carrió cambió su aparente benevolencia hacia algo tan trágico y criminal como es la sociedad secreta masónica. Dijo esa vez:

            “Jueces federales viviendo en el mismo country donde vivía [Álvarez] Meyendorff, que fue condenado y procesado por tráfico de drogas, ¿no se dieron cuenta de nada nunca? […] El presidente de la Corte [Lorenzetti] es muy amigo de De Vido. Mire, yo lo he visto bajar de un piso, en avenida Del Libertador, donde vive Sergio Gotti –que es de los Gotti que quedaron con Lázaro Báez-, al presidente de la Corte con De Vido, con Lázaro […]

            “Además voy a decir algo más fuerte, que quizás me imputen ‘Carrió está delirando’, pero tengo los testigos. Se han configurado diversos grupos a lo largo de la historia argentina, de especies de logias, masonería, como en Uruguay, ¿no? Bueno, hay una [logia] que se llama Roque Pérez. Y se llama My Friend. ¿Y usted sabe que, me parece, que varios jueces federales, el Presidente de la Corte [Lorenzetti] y otros, son My Friend? Integran esa logia con empresas constructoras, con gobernadores…tengo los lugares donde se reúnen, donde hacían los asados. Entonces, lo que la gente tiene que entender es que esto es transversal […] Que acá la mugre es transversal.”

            Analicemos un poco el tema. Esta vez, Carrió admite, por un lado, que la Masonería configuró las marionetas del poder político y judicial de la Argentina a su antojo, de allí la mención que hace de que “la mugre es transversal”. Luego se sobreentiende de sus palabras que la Masonería enmugrece las cosas, por lo tanto, es una sociedad secreta altamente negativa. Tercero, que la orden masónica une a empresarios, jueces, políticos y banqueros sin interesar el tipo de ideología que tengan, por eso, como decía alguien, la Masonería es uno de los componentes de ese conglomerado en apariencia ilógico, pero real, llamado Sinarquía.

            En días recientes, más concretamente el sábado 2 de diciembre de 2017, Elisa Carrió amenazó con dejar el Frente Cambiemos, que lidera la fuerza política del presidente Mauricio Macri, por el acuerdo que se estableció con Daniel Angelici y el operador político Enrique Carlos Coti Nosiglia a nivel judicial y político, respectivamente.

            Nosiglia, desde luego, emerge en todo esto desde las penumbras, donde siempre supo moverse con total tranquilidad e impunidad, y al amparo de la fuerza política que lo cobijó: la Unión Cívica Radical (UCR).

            Por otra parte, Nosiglia sigue siendo un personaje harto detestable de la democracia, el cual, por su maquiavelismo, no dudó en ser hasta funcionario del ilegal Proceso de Reorganización Nacional de 1976-1983. No obstante, lo intocable de su ser se debe, justamente, a que es miembro de la Masonería, como el general (R) Martín Balza, el conductor Silvio Soldán, Jorge Telerman, Sergio Bergman y tantos otros figurones.

            La prueba más concreta de la pertenencia de Enrique Nosiglia a la Sinagoga extinta -como le llamó el jesuita Monseñor León Meurin-, es lo acontecido el lunes 6 de diciembre de 2004, cuando asistió a un restaurante de Costanera Norte, donde se celebraba una cena de despedida del año de la Masonería Argentina. Nosiglia compartió esa cena con Jorge Vallejos –entonces Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, Daniel Hadad, Jorge Vanossi (ex ministro de Justicia y DD.HH. en 2002), el diputado socialista Héctor Polino, el abogado Ricardo Monner Sans, y los jueces federales Rodolfo Canicoba Corral y Claudio Bonadio. Esta información la suministra, oportunamente, el diario “Clarín” en una nota publicada el 8 de diciembre de 2004 bajo el título Jueces y políticos de todo color en la cena findeañera de la masonería argentina.

            Creemos que la doctora Carrió sabe que Enrique Nosiglia es un masón delincuente de lesa patria, y que su membresía le permite hacer sugerencias ‘de peso’ ante el presidente Macri, los gobernadores provinciales o los ministros de la Nación. Práctica que viene ejerciendo desde 1983 cuando se instauró la democracia, ese vil sistema político en que se le hace creer al pueblo que tiene la potestad de tomar decisiones de Estado emitiendo un papel llamado “voto” cada dos años.

            Quedará por saber, entonces, qué hay que hacer con la Masonería, ¿no es cierto, doctora Carrió? Si se la destierra como el cáncer que es, o si, por el contrario, seguiremos viviendo los argentinos bajo su yugo insoportable, ¿no es cierto, doctora Carrió? Y un último interrogante: Usted, doctora, ¿está a favor o en contra de la Masonería?


Por Restaurador de refalosa