lunes, 22 de febrero de 2010

CUANDO MAO TSE-TUNG APOYO AL NAZISMO


Mao Tsetung estrechando la mano de Richard Nixon, 1972. El dirigente chino se sintió cómodo con los bolcheviques rusos y con los liberales estadounidenses; la actual República Popular China es eso: política y socialmente marxista, y económicamente libremercadista. La sinarquía en otra de sus máximas expresiones.

Nadie puede desconocer que las guerras producen víctimas en los campos de batalla y fuera de ellos. Para la posteridad, para los libros y las crónicas, suelen ser suficientes las bajas de los soldados o milicianos, según correspondan, y el resto se cubre debajo de la alfombra de las lamentaciones y las vergüenzas.

De todos los conflictos desatados en la historia de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial fue el que más víctimas produjo. Allí, entre los años 1939 y 1945, se perdió la caballerosidad en las batallas, pues también se mataban civiles que, a lo mejor, nada tenían que ver con las facciones en pugna. Los hombres humildes e indefensos pasaron a ser blancos militares, de tanto valor como matar a un general o un coronel.

Cuando el 23 de agosto de 1939 tiene lugar el insospechado pacto que recibió el nombre de “No Agresión” entre la Unión Soviética y la Alemania Nazi, las reglas del juego habían sido previamente aclaradas: los comunistas y los nacionalsocialistas se repartirían la dominación de Polonia y Finlandia, mientras que el régimen de Adolfo Hitler le cedía temporalmente a Josef Stalin la invasión de Lituania, Estonia y Letonia.

Así las cosas, y tras la finalización de la conflagración mundial en septiembre de 1945 (rendición de Japón ante los Estados Unidos), se supo que Polonia perdió 2.440.000 civiles; que en Finlandia fueron 2.000 los civiles asesinados; y que Lituania, Estonia y Letonia vieron morir 212.000, 40.000 y 147.000 civiles, respectivamente. Si tomamos en cuenta de que los cinco países nombrados solamente fueron ocupados por Alemania y la URSS, tenemos con que ambas naciones mataron alrededor de 2.841.000 civiles.

Retomamos lo del Pacto de “No Agresión” ruso-germano. El mismo se extendió desde agosto de 1939 hasta junio de 1941, casi dos años en que unos y otros se adueñaron de los países que se encontraban geográficamente en medio de Alemania y la Unión Soviética. De más está decir que la firma del pacto tuvo repercusión mundial, y creemos que, más que nada, porque resultaba asombrosa esta unión de intereses entre dos ideologías contrapuestas radicalmente. Ni los aliados del Eje ni los satélites de la Rusia comunista podrían creer este tipo de alianzas.

Sin embargo, cuando el 8 de mayo de 1945 se cerró el telón para los europeos en la contienda mundial, hubo detalles que desaparecieron de un plumazo, porque, como se sabe, los únicos que escriben la historia son los que vencen.


MAO Y EL PACTO NAZI-COMUNISTA DE 1939

Mao Tsetung (también conocido como Mao Zedong), desde su formación marxista-leninista no podía ignorar las políticas aplicadas por la Unión Soviética, el imperio del que surgieron aquellos pensadores que lo fascinaron desde su primera adultez. Y mucho menos podía desconocer aquellas medidas tomadas por la URSS antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Por ello, cuando tiene lugar la firma del Pacto de “No Agresión” entre los nazis y los comunistas, Mao Tsetung, aún sabiendo lo que esa firma significaba (expansión y muerte), apoya la medida con brutal honestidad. Hay que recordar que la ‘separación’ entre el comunismo chino y el soviético recién se da en el año 1957, y no antes, con lo cual, el Partido Bolchevique ruso, en su rol de dirigente de una Internacional, era quien establecía el apoyo universal de los comunistas a todas las medidas que él tomaba. En 1939, en vísperas de la declaración del Pacto de “No Agresión”, Stalin había mandado la directiva: los comunistas del mundo tenían que apoyar su consagración. Y Mao Tsetung no fue la excepción, como se pretendió inferir a posteriori.

1949: Mao Tsetung junto a Josef Stalin. Con la intención de ocultar la postura del dirigente chino ante la firma del Pacto de "No Agresión" de 1939, los historiadores post-guerra mundial diseminaron la versión de que Mao y Stalin nunca tuvieron buenas relaciones. Ésta y otras imágenes, desmienten la posición "políticamente correcta" del asunto. De las fluídas relaciones entre los dirigentes chino y ruso, es que Mao Tsetung aceptó el acuerdo entre nazis y comunistas soviéticos.

Un historiógrafo y sociólogo inglés, llamado Hugh Seton Watson, escribió en su obra “The Pattern of Communist Revolution” (1953) lo que sigue: La actitud de los comunistas chinos hacia los beligerantes europeos hasta Junio de 1941, es mal conocida y se desearía tener más precisiones sobre ello”.

El 1° de septiembre de 1939, o sea, ocho días luego de firmado el pacto Hitler-Stalin, un periodista del Partido Comunista Chino quiso tener algunas impresiones de Mao Tsetung al respecto, por eso lo entrevistó. Así justificaba el líder comunista chino, la unión que habría de costarle al mundo cerca de 3 millones de civiles asesinados en apenas cinco naciones indefensas. Dijo Mao Tsetung:


“El pacto de no agresión germano-soviético es el resultado del crecimiento de las fuerzas del socialismo en la URSS y de la política de paz seguida sin desfallecimiento por el gobierno de la Unión Soviética. Este pacto ha quebrado las intrigas de la burguesía reaccionaria internacional en la persona de Chamberlain, de Daladier y otros, intrigas destinadas a provocar una guerra entre Alemania y la URSS; ha roto el cerco a la Unión Soviética del bloque germano-nipón, consolidado las relaciones pacíficas entre la URSS y Alemania, es la garantía de la prosecución de la edificación socialista en la URSS. En Oriente ese pacto ha golpeado a Japón y ha ayudado a China; en China misma ha reforzado las posiciones de los partidarios de la continuación de la guerra contra los opresores japoneses y ha propinado un serio golpe a los capituladotes. Todo esto crea una base que permitirá ayudar a los pueblos del mundo en su lucha por la liberación y la libertad. Tal es, en conjunto, el significado político del pacto germano-soviético de no agresión”.

Luego de la firma del pacto, el ejército ruso invadió impunemente Polonia, y esto no escapó al análisis de Mao Tsetung:

“En lo que concierne a la Unión Soviética, sus actos presentaban un carácter perfectamente justo. Dos cuestiones se le planteaban: dejar la Polonia entera en manos del imperialismo alemán o hacer que las minorías orientales de Polonia obtuvieran su libertad. En este asunto, la Unión Soviética optó por la segunda solución. Todo esto demuestra que la guerra que hace la Unión Soviética es justa, una guerra de liberación y no de conquista, que ayuda a liberar a las pequeñas nacionalidades, a las masas populares. En cuanto a la guerra que hace Alemania, la que hacen Inglaterra y Francia, se trata por ambas partes, de una guerra injusta, imperialista, de una guerra de conquista para oprimir a otras naciones y otros pueblos”.
¿Se habrá enterado Mao, en su momento, que fue justamente la Unión Soviética la que dejó, por la firma del pacto, que Alemania se expandiera hacia otras naciones? En fin, sigamos.

Mao Tsetung justificaba la consolidación de las relaciones comerciales rusa-alemanas, que ayudaban poderosamente a la máquina de guerra nazi:

“Hay quienes consideran las relaciones comerciales que la URSS mantiene con Alemania, en base al tratado de comercio germano-soviético, como un acto de participación de la Unión Soviética a la guerra al lado de Alemania. Esta opinión es errónea porque se confunde la relación comercial con la participación en la guerra. Y no puede confundírsela ni siquiera con una ayuda. Cuando la guerra de España, la Unión Soviética mantenía relaciones comerciales con Alemania e Italia sin que nadie pretendiera que estaba ayudando a esos dos países en su agresión contra España; al contrario, se decía que ayudaba a España contra la agresión alemana e italiana y eso porque en verdad la ayudaba. Y para dar otro ejemplo. En este momento en que China y el Japón están en guerra, la Unión Soviética comercia con el Japón, pero a nadie se le ocurre pensar que está ayudando al Japón en su agresión contra China; por el contrario, se dice que ayuda a China en su lucha contra los japoneses y en verdad la ayuda”.

¿Este fue el “estadista” Mao Tsetung? ¿No sabía él que de las transacciones comerciales se financian, entre otras cosas, las FF.AA. de los países para atacar e invadir pueblos o hacer la guerra? Una incongruencia total la del criminal dirigente comunista de China.

Por último, veamos la crítica que le hacía a los socialdemócratas que se oponían en 1939 al hitlerismo. Una perlita:

“Los partidos comunistas del mundo entero deben levantarse resueltamente contra esta guerra, contra los procedimientos criminales de los social-demócratas que han traicionado al proletariado y sostienen esta guerra. El país del socialismo –la Unión Soviética- aferrada como nunca a su política de paz, observa una estricta neutralidad hacia los dos bandos”.

Para dar fe de que no mentimos, las hasta ahora desconocidas palabras de Mao Tsetung fueron extraídas de la Revista Trimestral “Estudios sobre el Comunismo”, Año II – N° 6, Santiago de Chile, Octubre-Diciembre de 1954, páginas 113 y 114.

Usted, ¿sabía todo esto?

jueves, 4 de febrero de 2010

ARMAS Y LOGISTICA DE LOS SUBVERSIVOS QUE ATACARON LA TABLADA EN 1989

Imagen en la que se aprecia parte de las armas incautadas a los delincuentes subversivos que coparon el Regimiento de Infantería 3 de La Tablada. Nótese el herrumbre y los restos de tierra que contienen las armas y los cargadores. Coincide con lo que dice nuestro informe al final.

El pasado 23 de enero se cumplieron veintiún años del ataque y copamiento del Regimiento de Infantería N° 3 “General Belgrano”, más conocido como de La Tablada. Fue el último operativo de la subversión marxista en el país que hicieron con las armas en la mano. Desde entonces, su exposición se hizo mediante la dialéctica y la semántica, ya no con el fuego de la metralla o la explosión de las granadas, obteniendo ese enemigo –que no es el único que sufre la argentinidad- un exitoso pasaporte hacia las esferas del poder político, donde muchos guerrilleros delincuentes han asumido cargos y responsabilidades gubernamentales.

Un aspecto poco estudiado de lo sucedido en enero de 1989 tiene que ver con el armamento que los delincuentes marxistas emplearon para ese ataque que, desde el “vamos”, tuvo la anuencia de la Coordinadora radical y el apoyo logístico del exterior. Fueron elementos del MTP (Movimiento Todos por la Patria) que comandaba el ex jefe del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), Enrique Haroldo “gungo” Gorriarán Merlo, los que llevaron a cabo este ilícito en tiempos de “democracia”, y lo hicieron en y a nombre de aquellas reivindicaciones hediondas que también habían abrazado en las décadas de 1960 y 1970. Claro que, además de estas perversiones ideológicas que los motivaron a los subversivos, había toda una trama tendiente a ocultar el estrepitoso fracaso de la administración alfonsinista que, como todos sabemos, tuvo que entregar el poder antes de tiempo al agente internacional Carlos Saúl Menem.

El MTP fue la continuación más cabal del ERP, pues sus miembros –los sospechosos que sobrevivieron- formaron hacia 1986 en Nicaragua aquél movimiento que pretendía seguir anarquizando y desgarrando vidas ajenas. Cuando tomaron el Regimiento de La Tablada, la criminalidad de ayer los acompañó como un perro fiel, lo mismo el armamento que, en décadas pasadas, habían utilizado para secuestrar y para armar batallones rurales (como en Tucumán) bajo las directivas de Roberto Mario Santucho. Veamos un poco cómo era la logística del ERP en los años setenta, de acuerdo a un documento encontrado por efectivos del Ejército Argentino en un operativo.


LOGISTICA DEL ERP: MEDIOS PARA MATAR

En el año 1977 fue secuestrado un documento sin fecha donde el Partido Comunista de Cuba impartía una directiva logística al ERP identificada por la sigla MDAME, que quería decir “Motorización – Dinero – Armas – Municiones – Explosivos”.

No solamente los subversivos del ERP intentaron fabricar armamento propio. La organización marxista Montoneros, tal vez con mayor éxito, logró prototipos de ametralladoras y hasta de granadas, como la que se exhibe en la imagen.

En ella se establecía que el objetivo primario de la guerrilla era “la destrucción de las fuerzas enemigas y la obtención de armamento y equipos”, y agregaba que “el accionar ofensivo irá gestando, centralizando y creciendo la base tan deseada, la cual permitirá la instalación y desarrollo del apoyo logístico”. Así, el robo pasó a ser el primer paso de la logística del ERP.

El ERP no contó con depósitos importantes o de gran tamaño. El requisito exigido a los escondites (embutes y berretines) era garantizar su guarda en un lugar seguro y mantener el buen estado de las armas, municiones, medicamentos, ropas de combate y documentación. Como en otros ámbitos de la logística, se apoyaron en colaboradores no encuadrados y en el ingenio popular para diseñarlos, construirlos o descubrirlos en la naturaleza.

Los por ellos llamadas “cárceles del pueblo” eran construcciones, en general realizadas bajo el nivel del piso, con dimensiones que no superaban los 2,50 por 1,50 metros, lo que hacía que el prisionero rápidamente padeciera los efectos del encierro. En todos los casos se mimetizaban en viviendas que albergaban matrimonios jóvenes con hijos de corta edad o con establecimientos de actividad legal.


ARMAMENTOS Y EXPLOSIVOS DEL ERP

La actividad principal desarrollada en este rubro fue el mantenimiento y reparación del armamento robado a las FF.AA. y FF.SS., y se realizó a nivel de las unidades del ERP que lo tenían como dotación.

La fabricación de mecanismos o dispositivos explosivos se llevó a cabo con la participación de armeros, torneros, matriceros, químicos y electrónicos reclutados en los trabajos de captación de colaboradores y militantes. Asimismo, se insistió mucho en la impartición de conocimientos de química y fabricación de caños (bombas caseras) a todos los cuadros del ERP.

Un proyecto de gran envergadura fue el intento de fabricación de una pistola-ametralladora bautizada como “JCR-1”, encarada por la conducción del ERP, cuyo desarrollo fue abortado por acción de las fuerzas armadas. No se conoció realmente la etapa alcanzada, ni el número de armas terminadas, aunque se secuestraron algunos prototipos artesanales.


LAS ARMAS USADAS EN LA TABLADA 1989

Puede que esto sea un resumen apenas, de la logística y las armas que tuvieron los subversivos del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). El propio Gorriarán Merlo señaló, unos años antes de su muerte, que la organización llegó a tener 5.387 militantes, y que para acceder a la misma había que pasar una prueba fundamental: en la primera acción, cada aspirante tenía que mantener algún enfrentamiento armado con un uniformado, sea policía o militar.

Es por demás interesante transcribir lo que dice el capítulo 16 del libro “El Coti. Biografía no autorizada de Enrique Nosiglia”, sobre las armas que se usaron para el mortífero ataque y copamiento del Regimiento de Infantería de La Tablada el 23 de enero de 1989:

“De las quince armas nuevas que portaban los atacantes, catorce habían sido compradas entre el 10 y el 21 de enero en distintas armerías de Buenos Aires. (…) Según fuentes del gobierno, hubo un largo y meticuloso preparativo en el exterior, donde se habrían obtenido pertrechos. Enumeraban (…) fusiles FAL con dispositivos de disparo que no usaban las fuerzas argentinas, ametralladoras chinas, lanzadoras rusas conocidas como “palo de fuego” y lanzagranadas de 40 mm de origen norteamericano”.

La desaparecida revista “Somos” del 25 de enero de 1989, consignaba en una editorial titulada “Secretos del asalto” los elementos bélicos que tenía el guerrillero subversivo Osvaldo Farfán (alias “Roberto Sánchez”), al momento del copamiento: “El arma que portaba era un fusil FAL cuyo tubo de cañón no es de origen nacional y presentaba rastros de haber estado bajo tierra durante mucho tiempo (probablemente ‘tabicado’ desde la década del 70). La madera de la culata también presentaba vestigios de tierra y herrumbre”. Recordemos que Farfán no fue otro que el asesino del mayor Horacio Fernández Cutiellos, 2do. Jefe del Regimiento de La Tablada.

Este tipo de misiles fue hallado en el baúl de uno de los automóviles robados por los terroristas del MTP, con los cuales irrumpieron en el regimiento del Ejército Argentino en 1989. Tras la recuperación del cuartel, los efectivos reconocieron que se trataba de material de origen extranjero.

Sigue diciendo la obra de Darío Gallo y Gonzalo Álvarez Guerrero (“El Coti. Biografía…”): “¿De dónde provenían las armas de guerra que no habían sido compradas en el Once o en el centro porteño durante ese enero y dónde habían estado? Muchas de ellas habían permanecido enterradas en Jujuy, cerca del Ingenio Ledesma, desde 1982. A principios de 1981, Gorriarán y los suyos habían penetrado en ese monte para iniciar acciones de propaganda armada. Asentados en Nicaragua tras el triunfo de la revolución sandinista, los ex ERP decidieron volver a operar en la Argentina con un grupo de doce personas, que llegó a duplicarse poco tiempo después. Durante un año recorrieron una extensión de cuarenta kilómetros de largo por veinte de ancho, sin ser detectados. Habían traído las armas desde Nicaragua en una verdadera road movie por Latinoamérica, en su mayoría rezagos de la guerra contra el somocismo.

“Al terminar la guerra de Malvinas, y ante el nuevo panorama de apertura democrática, el propio Gorriarán subió al monte para explicar por qué había que desactivar la unidad guerrillera. Pero dos de los integrantes, José Luis Caldo y Pablo Belli, se negaron en principio a bajar. Dudaban de la salida democrática. (…) Al igual que esas armas que permanecieron enterradas en Jujuy durante gran parte de la gestión alfonsinista, rebrotaron en la incursión del 23-E”.