En una nota
suscrita por Guido Carelli Lynch para el diario “Clarín” del 29 de enero de
2017, se mencionaba el ingreso del partido gobernante PRO (Propuesta
Republicana) a la Unión Demócrata Internacional (IDU), que, como su
denominación lo indica, es una internacional como las que, desde el siglo XIX y
bajo otro espectro ideológico sistémico, levantaba el comunismo para definir
políticas globales.
El caso aludido
tiene su sede en la ciudad alemana de Munich, y hasta allí viajó Federico
Pinedo –senador bonaerense del PRO- para “oficializar
el ingreso de Propuesta Republicana, el partido fundado por Mauricio Macri (…)
a la Unión Demócrata Internacional”. A esta suerte de club privado se
ingresa previa aceptación de las partes, que, en esta oportunidad, votaron
unánimemente por la inclusión del PRO en la internacional.
El sayo para el
partido ingresante es el de definirse como de ‘centroderecha’, y aúna a 56
partidos de ese signo ideológico que provienen de diferentes geografías
mundiales. El Partido Popular (PP) de España –uno de los máximos responsables
de la invasión a Irak por parte de los EE.UU. en 2003- está en esta trama, lo
mismo el Partido Conservador inglés, el Partido Liberal de Australia y, desde
luego, el Partido Republicano del multimillonario Donald Trump (Estados
Unidos), entre otros más.
La puja entre los
adversarios del mismo sistema (nuevo orden mundial) ahora es, según resalta en
la nota, entre populismos de izquierda
vs. centroderecha liberal-conservadoras. Lo curioso del tema, es que la IDU
debe su fundación a, entre otras personalidades, Margaret Thatcher, la ex
primera ministra conservadora de Inglaterra, el 24 de junio de 1983. ¿Otros
fundadores? George W. H. Bush y el también ex primer ministro alemán Helmut
Kohl.
El PRO no es la
única fuerza política que pertenece a una Internacional. El caso más
emblemático en la materia la constituye la Unión Cívica Radical (UCR), que, con
el paso del tiempo, pasó de ser un partido de ideología nacional, popular y
krausista, a devenir en un inamovible integrante de la Internacional
Socialista.
El 30 de octubre de
2004, en un “congreso doctrinario”
celebrado en el Hotel Panamericano de Buenos Aires, la UCR dejó sentada en
documentos su mantenimiento en aquella Internacional pero dentro de su
vertiente Socialdemócrata.[1] Recuérdese que la socialdemocracia surge en
Alemania entre las décadas de 1870/80 y puja por colocarse en la vanguardia del
pensamiento marxista durante la Segunda Internacional fundada en París en 1889.
En esta instancia, perderían a manos del más radicalizado Vladimir Illich
Ulianov (Lenin), que promovía el asalto al poder para la instauración de la
dictadura del proletariado, la subversión de los valores culturales
tradicionales y la lucha de clases.
De hecho, los
socialdemócratas plantean la ejecución ‘gradual’ de reformas que lleven a la
emancipación de los estratos obreros, todo bajo la participación y aceptación
de las reglas del sistema democrático liberal. La nota del diario “La Nación”,
dice en su anteúltimo párrafo que
“Mientras el PRO se ladea hacia la derecha en
Occidente, sus socios radicales de Cambiemos son un miembro histórico de la
Internacional Socialista. En febrero del año pasado, la UCR fue expulsada de la
rama juvenil de la agrupación de izquierda por “acompañar a la derecha” en
Argentina.”[2]
Este tipo de
contactos con organizaciones mundialistas por parte de los partidos políticos
PRO y UCR, desnuda la dependencia ideológica que hoy tiene, más que nunca, la
política criolla con sus mandantes foráneos. Para agregar un ingrediente más a
toda esta maraña, recordemos la nota de Gustavo Molina titulada Los vínculos
con Tupac Amaru y la masonería, que, publicada en Clarín del 13 de septiembre
de 2015, desnudaba los vínculos entre aquella organización indigenista con esta
sociedad secreta de gravísima injerencia en la política y la historia argentina
desde 1810 en adelante.
¿Se acuerdan del
caso? Sergio Costigliolo era, hasta esa fecha, el Jefe de la Organización Tupac
Amaru en la Provincia de Córdoba –a nivel nacional, esa organización la
manejaba la delincuente y rea Milagro Sala-. Agrega la nota de Molina que
Costigliolo
“(fue) militante comunista en los ’80 con amplio
trabajo territorial; líder de la organización Tupac Amaru en Córdoba hasta hace
unos meses; y Gran Consejero de Piedad y Unión, sociedad secreta que integra la
Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.”
Para no olvidarlo:
Sergio Costigliolo fue detenido en septiembre de 2015 por falsificar dólares.
José Antonio Primo
de Rivera escribió en agosto de 1935, desde Madrid, que para elevar y
fortalecer a una nación había que tener una política basada en dos
características fundamentales: que sea revolucionaria y tradicional.
“He aquí la tarea de nuestro tiempo –afirmaba el co-fundador de la Falange Española-: devolver a los hombres los sabores
antiguos de la norma y del pan”, entendidos aquí como el orden y el trabajo.
Porque a esos hombres hay que hacerles ver que “la norma es mejor que el
desenfreno; que hasta para desenfrenarse alguna vez hay que estar seguro de que
es posible la vuelta a un asidero fijo”. Y cuando hacía una crítica a la
economía liberal de las potencias occidentales, Primo de Rivera oponía el
concepto de que había que “volver a poner al hombre los pies sobre la tierra,
ligarle de una manera más profunda a sus cosas: al hogar en que vive y a la
obra diaria de sus manos”.[3]
Y casi como un calco
de lo que hoy acontece en la Argentina, Primo de Rivera anotaba algo
insospechado para quien osara acomodar sus políticas vernáculas a los
dictámenes de internacional alguna, como lo era entonces el peligro de caer
España bajo un gobierno republicano que parecía dispuesto a quedarse con la
heredad católica y tradicional:
“Una victoria socialista tiene el valor de invasión
extranjera; no sólo porque las esencias del socialismo, de arriba abajo,
contradicen el espíritu permanente de España; no sólo porque la idea de Patria,
en régimen socialista, se menosprecia, sino porque, de modo concreto, el
socialismo recibe sus instrucciones de una Internacional. Toda nación ganada
por el socialismo desciende a la calidad de colonia o de protectorado.”[4]
A lo dicho, y
regresando al terruño argentino, el mismo análisis cabe para aquellas patrias
donde gana el liberalismo o cualquiera de sus variantes, sean potentes o
débiles, porque no están poseídas de doctrina nacional.
Por Puñal Mazorquero
[1] “La UCR,
firme en la socialdemocracia”, por Laura Capriata, Diario La Nación, 31 de
octubre de 2004.
El
más firme aliado de Raúl Ricardo Alfonsín durante su presidencia (1983-1989)
fue Felipe González, presidente español y máximo dirigente del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) por esos años.
[2] “El PRO
ingresa a la liga mundial de los partidos políticos de derecha”, por Guido
Carelli Lynch, Diario Clarín, 29 de enero de 2017.
[3] “Obras
Completas de José Antonio Primo de Rivera”, La Tradición y la Revolución
(Madrid, Agosto de 1935), Delegación Nacional de Prensa y Propaganda de la
Falange Española Tradicionalista y de las JONS, Madrid, Julio de 1942, páginas
526 y 527.
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