Gustavo Grobocopatel: uno de los cinco oligarcas que permanecieron impunes por el corrompido desgobierno de Cristina Fernández Wilhelm durante el conflicto "gobierno versus campo". Edith de Grobocopatel, madre de Gustavo, es, en 2008, la presidente de la Asociación Israelita de la localidad de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires.Sin embargo, pocos advirtieron el engaño conceptual cuando desde el gobierno bregaban encarnizadamente que estaban "luchando contra la oligarquía del campo". Porque la administración Kirchner-Fernández Wilhelm ni siquiera la molestó. Ahora que se disipó la polvareda, el panorama comienza a aclararse, y entonces con notable nitidez vemos los nombres de quienes poseen tremendas extensiones de campos que, ¡vaya paradoja!, ni fueron nombrados, criticados, insultados ni mucho menos advertidos por los "representantes del pueblo".

Según una nota titulada "¿Existe hoy la oligarquía?", aparecido en el diario liberal "La Nación", Sección Enfoques, del domingo 20 de julio de 2008, leemos lo que sigue:
(...)
"...entre los más ricos de la Argentina, ubicados en lo más alto del 5% de la población con mayor poder económico -acaso lo más parecido a lo que podría considerarse una oligarquía versión siglo XXI-, hay, sin duda, algunos propietarios de inmensas extensiones, los grandes jugadores del campo: el grupo Cresud, controlado por la familia Elsztain, tiene 400.000 hectáreas propias; Adecoagro, de George Soros, 200.000; el Grupo Bemberg, 143.000; el Grupo Werthein, 100.000, y al empresario Gustavo Grobocopatel se lo conoce como el "rey de la soja" porque, aunque muchas no son suyas, explota 150.000 hectáreas, según la Revista de Estudios Agrarios, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA".
La economía y las finanzas mundiales le permitieron a Eduardo Elsztain, por ejemplo, ser nombrado a mediados de 2005 como tesorero del Consejo Judío Mundial. Lo vemos también al frente de IRSA (Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima), que es una de las principales inmobiliarias que existen en la Argentina, y aunque se prefiera ocultarlo, resultan evidentes los negocios que el clan Elsztain realiza conjuntamente entre IRSA y Cresud.
El poder de este excelente representante de la sinarquía en el país, se fortaleció groseramente gracias a la ayuda que le brindó el agente del sionismo político y racial George Schwartz (verdadero nombre de George Soros), según se desprende de otra nota aparecida en "La Nación" el 3 de julio de 2005, y bajo el auspiciante título de "El dueño de la tierra":
(...)
"Elsztain llegó a encontrarse cara a cara con Soros gracias a los contactos que fue desarrollando dentro de la colectividad judía en Buenos Aires, que fueron los que le abrieron las puertas del poderoso empresario.
"Con Soros, Elsztain trabajó durante más de diez años, hasta que el millonario del norte decidió canalizar sus inversiones hacia otros mercados más seguros. Según los hombres de IRSA, para Soros la Argentina resultó un excelente negocio y con sus inversiones durante los noventa ganó más de US$ 500 millones. Pese a esto, la relación entre ambos empresarios no terminó del todo bien y el detonante de la separación fue la decisión del norteamericano de especular con la compra y venta de bonos de la deuda argentina en el año 2000, cuando el país estaba a punto de caer en la peor crisis económica de su historia.
"Más allá del espaldarazo que significó contar con el apoyo (y los millones de dólares) de Soros, la decisión de invertir en el negocio de bienes raíces era casi una imposición familiar para Elsztain. El abuelo de Eduardo, Isaac, había dado los primeros pasos en este mercado con la fundación, en 1943, de IRSA, que durante sus primeros años se consolidó como una de las principales inmobiliarias de Buenos Aires, aunque en los noventa, cuando Eduardo tomó el control de la empresa, apenas contaba con un capital de 100.000 pesos".
Y con este último párrafo de la nota del año 2005 de "La Nación", terminamos con este posteo, al tiempo que rogamos a usted, lector, sacar sus propias conclusiones:
"En el momento en que decidió hacerse cargo de los negocios de la familia, Elsztain recién había terminado el secundario en el Colegio Nacional Buenos Aires y estaba cursando los primeros años de la carrera de economía en la UBA. La carrera universitaria nunca la pudo terminar, pero con ayuda de Soros y su habilidad para desarrollar nuevos negocios fue construyendo un verdadero imperio inmobiliario, que hoy incluye a los principales shoppings de Buenos Aires (Alto Palermo, Patio Bullrich, Paseo Alcorta, Design Center y Abasto), campos ganaderos y agrícolas en todo el país (agrupados bajo la empresa Cresud), hoteles de lujo (Llao-Llao, Intercontinental y Sheraton Libertador) y varios edificios emblemáticos, como el Rulero de Retiro, el Laminar Plaza, de Catalinas, y su última adquisición, la torre de Microsoft, por la que hace unas semanas pagó 27 millones de dólares".









