Hasta no hace tanto, podía verse estampado en una vidriera sucia de un local de la galería comercial que pasa por debajo del Obelisco porteño, un poster glorioso de los años 50 perteneciente a la C.G.T. (Confederación General del Trabajo). Unas cuantas ilustraciones, todas demostrando los verdaderos cuidados y asesoramientos que la central sindical dio al pueblo argentino cuando el peronismo logró nacionalizarla y, por ende, quitarla de las garras del comunismo, eran el fiel reflejo de una cosmovisión que ya es leyenda. Aquellos tiempos eran los de la C.G.T. que ofrecía sus servicios invariable e incansablemente, para permitirle a los descamisados el que sus hijos crezcan en un medio próspero, feliz y armónico, pues en esos tiempos los niños eran los únicos privilegiados; para que las familias de los desposeídos del pasado formaran entonces un hogar y sean reconocidos por la sociedad que tanto tiempo les dio la espalda. O, también, para dignificar el trabajo.
LOS PASOS HACIA LA DECADENCIA
Tomamos al delincuente y Alto e Infame Traidor a Dios y la Patria de Juan José Zanola porque nos pareció una prototípica figura de los que destruyeron la otrora correcta función de la C.G.T. como organismo en defensa de los derechos del trabajador argentino. Hemos visto con asombro la putrefacción del sindicalismo local desde, por lo menos, la temprana muerte de Eva Perón primero, el fatídico golpe de Estado de septiembre de 1955 más tarde, hasta recalar en el cobarde asesinato de José Ignacio Rucci en 1973 y, ya más contemporáneamente, con la infame traición menemista y las voluntades compradas por parte del kirchnerismo.
LOS PASOS HACIA LA DECADENCIA
Tomamos al delincuente y Alto e Infame Traidor a Dios y la Patria de Juan José Zanola porque nos pareció una prototípica figura de los que destruyeron la otrora correcta función de la C.G.T. como organismo en defensa de los derechos del trabajador argentino. Hemos visto con asombro la putrefacción del sindicalismo local desde, por lo menos, la temprana muerte de Eva Perón primero, el fatídico golpe de Estado de septiembre de 1955 más tarde, hasta recalar en el cobarde asesinato de José Ignacio Rucci en 1973 y, ya más contemporáneamente, con la infame traición menemista y las voluntades compradas por parte del kirchnerismo.
A partir de todos esos desatinos, el trabajador argentino quedó en el más absoluto desamparo, aunque puede hacerse una grotesca salvedad: los únicos trabajadores que salieron bien parados de tantos desastres fueron unos pocos, y a fuerza de la colaboración que prestaron a los gobiernos de turno sus respectivos secretarios generales.
Desde la pésima experiencia de la ALIANZA (1999-2001) al presente, la C.G.T. dividió su cúpula dirigencial en dos ocasiones, la primera de ellas cuando la central de los trabajadores estaba conducida por Rodolfo Daer y, de forma disidente, por Hugo Moyano. Y ahora, bajo la administración de Cristina Fernández Wilhelm, el panorama vuelve a plantear la dualidad: Hugo Moyano, de un lado, y Luis Barrionuevo por el otro.
PRONTUARIO DEL DELINCUENTE TRAIDOR ZANOLA
Juan José Zanola está como secretario de Acción Social dentro de la organización de la CGT, ligado estrechamente al oficialista Hugo Moyano. Al mismo tiempo, es secretario general de la Asociación Bancaria, cargo que ocupa desde 1985. Esta privilegiada posición le sirvió para obtener numerosos bienes inmobiliarios los cuales nunca pudo justificar con qué dinero los obtuvo.
Zanola sabe robar para los suyos: el abogado laboralista Horacio Meguira pudo averiguar sobre 5 propiedades que Juan José Zanola tenía en Capital Federal, pero a nombre de su concubina, Paula Aballay. Y quién era Aballay. Pues apenas una enfermera que trabajaba -¡oh, casualidad!- en la obra social de la Asociación Bancaria con un sueldo mensual de 1500 pesos. Luego fue ascendida de rango y su sueldo aumentó considerablemente a $7.000… Ahora, ni con un sueldo de 7 mil pesos por mes puede adquirir una enfermera devenida en jefa el referido número de propiedades.
Señalado como uno de los peores dirigentes del Club Atlético Huracán, en donde Zanola fue presidente entre 1988 y 1991, una nota publicada por el periódico “Clarín” del 12 de mayo de 1999 afirmaba que el dirigente bancario era el responsable del “49 por ciento de las deudas quirografarias (documentadas)” del club de fútbol.
En abril de 2006 los trabajadores de la Asociación Bancaria lo quisieron denunciar a Juan José Zanola por presunto enriquecimiento ilícito. No es casual que haya una bronca mantenida en el tiempo contra el forajido Zanola de parte de sus empleados bancarios, dado que el volante de letras rojas que hemos colocado en el presente posteo data de abril de 2008, y varios ejemplares del mismo se hallaban dispersos muy cerca de la sede central de la Asociación Bancaria, en pleno microcentro porteño.
Se entiende, aunque sea un poco más, por qué los trabajadores argentinos han perdido la dignidad durante los últimos 30 o 25 años. Por eso la C.G.T. queda reducida a un bello recuerdo plasmado en algún añejo poster de épocas más dignas.
1 comentario:
chupame un huevo gil del orto!!
te confundiste bldo!! te creiste q sos superman???? jajaja
ayyy chuchaaa el justiciero!!!
Publicar un comentario