El propio Antonio Gramsci sostuvo en sus cloacales y hediondas obras subversivas, que la figura del intelectual debía ser algo así como el reaseguro doctrinario de toda sociedad, y que el mismo debía estar posicionado en las instituciones educativas afín de hacer lo más efectiva posible su tarea tergiversadora que lleve al marxismo. En esa misión que el italiano Gramsci le otorga a los intelectuales, se encuentra la de crear y fomentar un nuevo significado del hombre, del mundo, de la historia y de las costumbres. Lograda esta confusión, restaría distribuirla de generación en generación de modo perseverante para alcanzar, ahora sí, una determinada forma social de vida que, en el caso que hacemos referencia -Gramsci-, desembocaría en el sistema socialista.
El fundador del PCI (Partido Comunista Italiano), coronaba este éxito de la subversión cultural diciendo que la hegemonía (sociedad civil) y el consenso (sociedad política) ahora estaban en manos de nuevos "valores" marxistas inamovibles. Esto es, según él, la revolución por medios más discretos que los que planteaba el hebreo Karl Marx o Lenin.
Esta brevísima explicación del papel fundamental del intelectual en Gramsci, sirve para intentar explicar, en algo, la actitud tomada recientemente por Hugo del Carril (hijo) hace unos días atrás, al quitarle el permiso a las huestes corruptas del kirchnerismo de seguir utilizando y pasando la "Marcha Peronista" que cantara su padre. Más allá de parecer un mero caso relacionado con la ley, se planteó allí una interesantísima lucha por la preservación y/o apropiación de los símbolos, táctica que, desde finales de los años 1960 y hasta el presente, los discípulos de Antonio Gramsci han tomado al pie de la letra para dejar sin fundamento y contenido al Movimiento Nacional Justicialista y, vale decirlo, a la UCR (Unión Cívica Radical) de Hipólito Yrigoyen.
Pero gracias a la valiente actitud de del Carril, buena parte de los desmemoriados y/o apabullados por la dialéctica gramsciana han vuelto a recordar que la administración kirchnerista no es peronista sino apenas un montón de oportunistas infiltrados que han lucrado y robado al pueblo de la Patria, al punto de comprometerle un poco más la soberanía del país que habita. Es decir, señores, el hijo del olvidado Hugo del Carril los desenmascaró.
Hagamos un poco de historia, y, tal como expresaba el delincuente subversivo Gramsci, veamos la trascendencia de los intelectuales marxistas en esta lucha aparentemente sorda y pequeña por los símbolos.
"EVITA MONTONERA", "PATRIA SOCIALISTA" Y OTRAS RALEAS
Peligrosísimos han resultado los terroristas que, cuando lo veían conveniente, hacían las veces de intelectuales. Fueron ellos, y no otros, los que hoy han ayudado a fomentar una imagen patética pero trágicamente aceptada de Eva Duarte de Perón "montonera" o "rebelde", por no decir hasta "divorciada" políticamente hablando de Juan Perón. Uno de esos forajidos fue Rodolfo Walsh, quien ya siendo una 'célula dormida' de la Cuba marxista-leninista, se dedicó a hacer escritos tendientes a mezclar y confundir personajes disímiles por antonomasia: Ernesto "che" Guevara Lynch de la Serna podía ser, para él, alguien emparentado con el ideario de Eva Perón o de Juan Domingo. E incluso, sus escritos hasta destilaron el odio que traía consigo, al sugerir a qué "sindicalistas burócratas y traidores" había que asesinar. Merced a su estrategia como intelectual de neto corte subversivo gramsciano, Walsh enseña en el presente, pese a haber sido ajusticiado, que Eva Duarte de Perón pudo llegar a querer a Guevara, y que ambos merecen ser colocados en una idéntica posición de aclamación popular, cuando la historia y las fuentes documentales señalan todo lo contrario. El "che" Guevara, para el caso, fue un fanático antiperonista que luchaba por derrocar al peronismo en los años 50.
Esta era una de las poquísimas imágenes que los subversivos marxistas de Montoneros se permitían tener de Eva Perón: sin ataduras, sin la rigidez de su peinado con rodete y de aspecto juvenil, fresco. De tal manera, los intelectuales socialistas pretendían ubicar a la segunda esposa de Perón como una "militante de la lucha revolucionaria"... Ya en el siglo XXI, hasta el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación) conserva un busto de Eva Perón en un compartimento donde se tratan políticas feministas o pro-gays. Se nota que la aburguesada María José Lubertino Beltrán no leyó "La Razón de mi Vida" y, especialmente, el capítulo en que Eva Perón defenestra al feminismo. Habría que limpiar la imagen de la "Abanderada de los Humildes".
La organización marxista Montoneros tuvo cuantiosos cuadros intelectuales que tomaron para sí los más variados símbolos de la más profunda tradición argentina, entre ellos la "Estrella Federal" o el propio nombre "Montoneros", con el peso que tienen en nuestra historia gaucha. Mediante esta treta, intentaron ganarse una legitimidad que jamás pudieron obtener en el seno del pueblo trabajador de la Patria.
Veamos el siguiente texto que enumera la apropiación indebida y la desnaturalización de varios símbolos sagrados de la doctrina y la liturgia Nacional Justicialista, a manos de la subversión armada en los años oscuros de la historia nacional:
"Se podía dudar de los fines últimos de cualquiera de los actos de Perón, pero la fe y la violenta sinceridad de Evita estaba fuera de toda sospecha. (...) Muerta en el esplendor, hacía tantos años, sus discursos permitían múltiples lecturas. Sus escritos podían ser adaptados en contra del imperialismo norteamericano, el principal enemigo de la independencia regional y tenían una clara resonancia clasista: 'Con sangre o sin sangre, la raza de los oligarcas explotadores del hombre morirá sin dudas en este siglo'. También proveía argumentos para combatir a los sectores derechistas ortodoxos del peronismo, con lo que Montoneros entablaría una pelea literalmente a muerte: 'Le tengo más miedo a la oligarquía que pueda estar dentro de nosotros que a ésa que vencimos el 17 de octubre', 'El funcionario que se sirve de su cargo es oligarca'. Por otra parte su presencia incorporaba plenamente a la mujer a la lucha revolucionaria.
Asimismo, Evita proporcionaba una liturgia fundamental que daba visos genuinamente argentinos al ideario de izquierda. '¡Evita, Perón, Revolución!, ¡Evita presente en cada combatiente!, ¡Perón, Evita, la Patria Socialista!'. Los militantes se estremecían con esas consignas y conseguían reunir más y más trabajadores. La izquierda entroncaba su figura con el culto de los héroes caídos en la lucha revolucionaria, todo un tópico de la cultura de los '70. (...) Los encuentros militantes solían dar comienzo con la lectura de una lista de mártires revolucionarios encabezada por Evita, a pesar de que hubiera muerto de cáncer. Los jóvenes respondían con el grito '¡Presente!' y la incorporaban a su propia tradición guerrillera. Algunos grupos más extremos llegaban a reivindicarla como conductora en desmedro de Perón, y completaban el dúo tutelar con el clásico retrato del Che Guevara en negativo. (...)
De hecho, bastaba ver las fotos elegidas para distinguir la pertenencia política de quienes la enarbolaban. Así como la izquierda nunca exhibía la foto de Perón con traje de General, montado en su famoso caballo de pintas, no se le hubiese ocurrido cantar 'Evita Capitana' (...). Exaltaban las imágenes de la compañera de lucha, con el largo cabello suelto, como lo llevaba cualquiera de las lindas agitadoras estudiantiles, o bien el gesto crispado de la Pasionaria ante los micrófonos de la Casa de Gobierno. (...)
En septiembre de 1951, Evita suscribió la compra de 5000 pistolas y 1500 ametralladoras destinadas a los líderes sindicales. Su expreso propósito era defender al gobierno en caso de un nuevo levantamiento militar. De esas armas sólo 100 fueron distribuidas; el propio Perón vetó la entrega. Pero Montoneros lo interpretó como la voluntad de armar una milicia popular. El conocido dirigente montonero Dardo Cabo llegó a comparar el hecho con 'el esquema de defensa armada de los cubanos'. (...)".
[Fuente: "Evita. Imágenes de una Pasión", de Fernando García, Editorial Planeta, 1996].
En los 4 fragmentos anteriores, habrán podido notar los lectores la cantidad de subversiones puestas en práctica por los cuadros de Montoneros para 'ganarse' la figura, el símbolo poderoso de Eva Duarte de Perón. Esto era obra de la intelectualidad de dicha organización terrorista, como también lo era la apropiación que el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) hacía de la figura del general José de San Martín, por ejemplo, a quien colocaban también junto a la del agente cubano y criminal Ernesto "che" Guevara.
La usurpación de los símbolos se aplica, al igual que las ideas de Antonio Gramsci, en todo el mundo. Aquí hay una imagen de 2007 de un grupo subversivo denominado MRO (Movimiento Revolucionario Oriental), del Uruguay, que se apropia de la figura del "Padre del Federalismo Argentino", don José Gervasio Artigas. Aunque esto que la imagen refleja es una herejía, por otra parte, está la tranquilidad de los documentos el saber que Artigas ni fue subversivo marxista ni mucho menos liberal masón, sino un auténtico americanista con profundo sentido nacionalista. En su testamento se reconoce como "argentino nacido en la Banda Oriental". En fin, a este primer paso dado por Hugo del Carril hijo en 2009, le deben seguir, como podemos notar, varios pasos más por delante. Y no solamente en el ámbito político se debe plantear crudamente esta lucha, sino en todos los sectores contaminados de la sociedad por la democracia liberal-marxista y su cultura de tipo gramsciana. Valores e instituciones como la familia, la sexualidad, la sociedad, la amistad, la honradez, los valores religiosos, etc., etc., deben purificarse, pues, de lo contrario, las generaciones venideras tendrán una lamentable confusión mental que hará propicio el territorio patrio para su desmembración terminal. Se llegará al colmo, Dios no lo permita, de vivar a los colonialistas y se erradicará todo recuerdo o mención de los verdaderos patriotas que hicieron grande a la Argentina.
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