General Ramón Juan Alberto Camps: ¿un esclarecido no escuchado?
El agente cubano y delincuente marxista Ernesto "che" Guevara Lynch de la Serna bebiendo una imperialista Coca-Cola. Seguro que al pueblo cubano le hacía tomar agua.
Lo sabemos. El título de este posteo es provocador, y hay quienes pueden argumentar que nos ponemos "a favor" del extinto general Ramón Juan Alberto Camps, jefe de la Policía Bonaerense durante ese nefasto período de la historia denominado "Proceso de Reorganización Nacional" (1976-1983).
Lógicamente que Camps no tuvo ingerencia alguna en lo que fue la destrucción de la industria y la economía nacionales durante aquél régimen, porque el ex jefe de la Policía Bonaerense era un hombre de acción. Seguramente sí contribuyó a otro mal muy emparentado a la frívola actitud burguesa del "no te metas", cuando algunos grupos de tarea bajo su tutela irrumpían, tal vez con más irracionalidad que con información, a alguna casa en busca de conocidos de delincuentes subversivos marxistas que, a lo mejor -vale la aclaración-, nada tenían que ver con meter bombas o secuestrar empresarios, militares o civiles.
Pero, ahora bien: ¿qué sabía Ramón Juan Alberto Camps del poder mundial? ¿Qué pudo sacar de limpio al desarticular (hasta donde lo dejaron) el conglomerado de empresas del hebreo sionista David Graiver, el financista de la organización marxista Montoneros? ¿Qué pudo extraer del traidor y "periodista" Jacobo Timerman, quien se llevaba bien con desalmados militares de alta jerarquía y con los delincuentes marxistas de entonces? ¿Y de la tan mencionada empresa Papel Prensa?
Si nuestra información no es errónea, el general Camps escribió dos libros, uno de ellos titulado "El Poder en la Sombra". Fue esta una obra divulgada en su momento, pero desde hace años a esta parte totalmente ignorada. "El Poder en la Sombra" es una libro harto recomendable, porque tiene pruebas irrefutables, y un material fotográfico que muestra a las claras que, efectivamente, el poder mundial ya hacía de las suyas en los oscuros años setenta.
Una fuente muy confiable nos dijo una vez que Camps sentía cierta estima por María Estela Martínez de Perón, dejándonos la duda de si Camps era o no peronista. Quizás nunca lo sabremos con certeza, aunque hay indicios. En "El Poder..." deja entrever que, tanto en el último gobierno peronista como durante los albores del liberal Proceso de Reorganización Nacional, quienes manejaron la situación fueron unos pocos financistas y comunicadores que giraban en torno a Graiver. Y de la familia Graiver, salía una inobjetable proyección internacional. Allí, según las pruebas reunidas en dicha obra, se controló la política nacional desde 1971 hasta 1977. De acuerdo a lo que dicta la realidad, ese mismo poder de las finanzas se extiende desde 1977 hasta el 2009.
SOBRE "PAPEL PRENSA"
Hace unos días, apenas, salió en los medios que el impresentable secretario de Comercio Interior kirchnerista, Guillermo Mario Moreno, en una reunión que hizo el 14 de septiembre de 2009 con representantes estatales del directorio de Papel Prensa (empresa que fabrica el papel de 170 diarios del país, entre ellos "Clarín" y "La Nación"), los intimó para que el Estado Nacional controle totalmente a la firma, mantiendo de tal forma el monopolio del papel y, por ende, el control para que salgan o no los diarios del país. Un periódico adepto, por ejemplo, recibiría fondos para seguir editando sus ejemplares, sino no. A raíz de esta actitud digna de la democracia liberal-marxista, la composición accionaria al 2009 de Papel Prensa es la que sigue:
1) "Clarín" posee un 37%.
2) "Estado Nacional" tiene un 27,46%.
3) "La Nación S.A." tiene un 22,49%.
4) "Cimeco S.A." (del Grupo Clarín) participa del 12%.
5) Accionistas terceros se ubican en un 1,05% de las acciones.
Imagen del 2 de noviembre de 1979: el liberal general Jorge Rafael Videla brinda con la actual presidente del Grupo Clarín, en la "inauguración" de Papel Prensa S.A. Para controlar el monopolio, la dictadura militar fue explícita: o 'tapan' la represión y los desaparecidos, o los principales diario argentinos no tendrán el control de Papel Prensa. Infame.Pero veamos quiénes tenían el control de Papel Prensa, de acuerdo a la obra "El Poder en la Sombra" del extinto general Ramón Juan Camps:
"Una parte importante del capital de los Graiver había sido invertida en medios de comunicación, a pesar de que el buen olfato financiero de los dirigentes del grupo [Graiver] sabía perfectamente que ese ramo no era ni seguro, ni rentable. Este interés por influir en la opinión pública, demostrado por un "holding" que exteriormente parecía apolítico, y las grandes sumas invertidas en ese sector económico, fueron una de las pautas que nos indicaron que detrás de los negocios había intenciones de otro tipo. Los Graiver trataron de dominar todo el sector periodístico comprando las acciones de Papel Prensa, industria madre destinada a abastecer a la mayor parte de los diarios argentinos".
Y luego, en la parte donde desglosa una por una las firmas participantes del grupo financiero sionista Graiver, dice (página 233):
"PAPEL PRENSA S.A.:
Se trata de una fábrica de papel de diario ubicada en el pueblo de San Pedro, provincia de Buenos Aires. Existía en esa empresa una participación estatal. En el año 1973 compraron las acciones del ingeniero Rey y del señor César Doretti. Esta compra fue realizada por David para Galería Da Vinci S.A. Luego estas acciones se suscriben y se prestan al señor Rafael Ianover. David Graiver, a título personal, suscribe acciones. El 2 de noviembre de 1979 se vende a los diarios "La Razón", "Clarín" y "La Nación", que integran una sociedad llamada Papel S.A. Como intermediario en la operación participa el señor Guillermo Gainza Paz y hace el remate de la misma el doctor Miguel Anchorena quien habría sugerido que debía venderse a los diarios, pues de esta forma sería aprobada la operación por el Estado".
Lo que omite decir Camps (y es razonable, pues era funcionario del proceso militar) era que cuando ese 2 de noviembre de 1979 Papel Prensa pasa a los principales diarios del país, los militares lo hacían con una condición insoslayable: que "Clarín", "La Nación" y "La Razón" iban a tener el control de semejante empresa pero si en sus publicaciones tapaban la represión y los desaparecidos. Caso contrario, ninguno de esos diarios (cual amenaza del funcionario kirchnerista Moreno) tendría acciones en Papel Prensa S.A. Por ende, un siniestro pacto de mentira y sangre hubo para que, al día de hoy, el Grupo Clarín sea el principal accionista de Papel Prensa, seguido muy de cerca por La Nación S.A.
Luego, hay otra verdad: para 1973, año en que el grupo Graiver se hace cargo de Papel Prensa, David Graiver ya tenía lazos firmes con la organización marxista Montoneros, a la que le manejaba sus finanzas. En 1974 se produce el fenomenal secuestro y posterior pago de 60.000.000 de dólares de los hermanos Born. Como correspondía, David Graiver manejó ese exorbitante dinero. Como buen especulador hebreo, con parte de esos 60 millones habrá reequipado y engrandecido Papel Prensa. Luego de la dudosa ¿muerte? de David Graiver en México, los jerarcas militares del último gobierno militar presionaron a la familia Graiver para que entregara la firma. Es decir, el terrible negociado suscrito el 2 de noviembre de 1979 se hizo con parte del dinero del secuestro de los hermanos Born de 1974. Un fiel ejemplo de lo que es la sinarquía internacional y, por ende, el Imperialismo Internacional del Dinero, según la encíclica papal de Pío XI (1939).
LA SINARQUIA INTERNACIONAL, EN PALABRAS DE CAMPS
Al intentar explicar para quién jugaba David Graiver, si para la delincuencia subversiva marxista o para los capitales financieron más villanos, esto argumentaba un aparentemente esclarecido Ramón Juan Alberto Camps:
"Las vinculaciones y ramificaciones del imperio espurio que formó el grupo Graiver exceden la capacidad de asombro del investigador más escéptico. Personas aparentemente intachables, de supuestos antecedentes valiosos, profesionales, empresarios, personas de orígenes sociales distintos, aparecen salpicadas, cuando no inmersas, en el lodazal de la corrupción, de mentiras y de fraudes que fue el "modus operandi" de David Graiver y su grupo.
El agente cubano y delincuente marxista Ernesto "che" Guevara Lynch de la Serna bebiendo una imperialista Coca-Cola. Seguro que al pueblo cubano le hacía tomar agua.
Una perspectiva que enfoque el problema desde un punto de vista ético puede explicar muchas conductas, presentándolas como graves falencias en la formación de la personalidad moral de los miembros del clan. El apetito desordenado e incontrolado por el dinero y por el poder que aquél trae aparejado en una sociedad regida por el materialismo, explica sin duda, algunas claves del caso Graiver. Pero la concupiscencia de dinero es solo uno de los anzuelos que permitieron a David reclutar cómplices, ingenuos, socios, personas influyentes. (...)
Importantes grupos financieros estuvieron directamente implicados en la gestación de los grandes movimientos revolucionarios modernos. La burguesía parisina, por ejemplo, apoyó la Revolución Francesa, y los consorcios de banqueros internacionales financiaron y apoyaron a Lenín en 1917. Por lo tanto no debe extrañar que en la Argentina, desde antes de 1973, hubo grupos económicos que apoyaron y fomentaron la subversión. Con el caso Graiver queda demostrado que entre la subversión marxista y algunos financistas hubo conexiones y coincidencia de intereses. Investigar los alcances de la participación de estas personas en la obra de disolución nacional que emprendió David Graiver (junto con Gelbard, Broner, Rubinstein, Rotemberg, Timerman), va a convertirse en una necesidad para esclarecer y purificar la convivencia entre los argentinos". Nos sacamos el sombrero por esta impecable claridad.
Y por si esto fuera poco, en "El Poder en la Sombra", cuya tercera edición es de 1983, Camps se anticipa casi 3 décadas a lo que hoy devino la subversión marxista, esto es, como internacional totalmente aceptada en el marco del sistema capitalista liberal de la usura. Además, critica severamente a las propias FF.AA., quienes por cobardía no encararon el aniquilamiento de las finanzas especuladoras y destructoras de la Patria:
"Estas guerras [contra el marxismo] no las comienza nunca el antimarxismo. La jugada inicial la hace siempre el marxismo. Por lo general, cuando las fuerzas nacionales se lanzan a la lucha los acontecimientos han llegado a un punto tal que se pelea simplemente para evitar que a uno lo maten o asesinen a su familia, sin tiempo para esclarecer en la población y los combatientes los valores trascendentales que están en juego. En la década del '70 los terroristas pasaron en la Argentina de la lucha ideológica al enfrentamiento armado, pero creo que ya aprendieron la lección. En la del '80 van a actuar en el campo político, eludiendo el enfrentamiento con las Fuerzas Armadas. La infiltración política no se va a dirigir a un solo partido; van a tratar de entrar en todos los que puedan servir a sus objetivos, y también en las organizaciones sociales, culturales y educacionales. Se van a empeñar en seducir a toda la población. Van a hacer todo lo posible para evitar cualquier salida que no sirva a sus fines. Es tiempo que erijamos contra esta invasión una doctrina sólida, verdadera e integradora de todos los valores que nos son queridos y por los que peleamos". Y acá viene la crítica a los militares traidores que no supieron encarar la lucha contra el marxismo internacional, que ahora domina con ayuda del capital financiero mundial: "En el '76 la lucha se emprendió principalmente en el campo armado. Hubo algunos esfuerzos hechos para detener la infiltración en política y educación. Yo fui uno de los que intentaron medirse con la todopoderosa subversión económica, que al fin fue la que consiguió malograr todo el esfuerzo realizado (...).
En 1976 se inició una política económica que no solo se desentendía de la lucha antisubversiva, sino que incluso permitió que el materialismo descontrolado actuara en la práctica como aliado de la subversión. No se puede subordinar la lucha contra la subversión a la política económica. Esto lo afirmé en el '76 y lo reafirmo ahora. Las cosas deben ser al revés: la política económica debe auxiliar a la doctrina que opondremos a los nuevos intentos subversivos. Yo no puedo pelear contra los terroristas mientras los especuladores hacen cerrar fábricas".
Señores, el general Ramón Juan Alberto Camps con esto último, ¿no despotrica contra la economía ultraliberal del delincuente traidor José Alfredo "joe" Martínez de Hoz? ¿Camps fue un esclarecido al que cipayos como Jorge Rafael Videla, el masón Emilio Eduardo Massera o su 'hermano' Guillermo Suárez Mason no lo escucharon? ¿Fue peronista el general Camps?
1 comentario:
Camps no era peronista, era nacionalista. De allí que se atreviese a hablar sobre el sionismo, algo que el peronismo siempre calló (y de lo que incluso fue cómplice).
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