“En ninguna parte más que en Argentina, se han visto claros los resultados de las transformaciones democráticas y económicas producidas por las políticas de libre mercado, las cuales funcionaron aquí porque hubo voluntad y coraje para llevarlas adelante”.
(George Bush padre, Acto de Clausura de la 10° Convención Anual de Bancos Privados, fines de agosto de 1994)
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El barrio Puerto Madero de la ciudad de Buenos Aires es relativamente nuevo. Es, para ser precisos en el decir, un hijo de la globalización forzosa y denigrante a que nos introdujo Carlos Saúl Menem en los albores de su primera presidencia. Así, cuando todo estuvo dispuesto para su inauguración (reinauguración, en verdad, puesto que antes era el viejo puerto de la metrópolis), se sabía que iba a estar destinado como la cara visible de una Argentina “de avanzada”, tecnócrata, mundializada, liberalizada. Era el nuevo orden mundial instalado en la nomenclatura del puerto.
No hacía falta ser un genio para suponer que en Puerto Madero los mejores lugares estarían reservados de antemano para las empresas multinacionales que, deseosas de expandir sus negocios en estos lados, emplazarían monumentales edificios mandados a construir por los arquitectos más codiciados del mundo. Tantos beneficios inmobiliarios dedicados a la seguridad inversionista de los extranjeros, perjudicaba y echaba un manto de silencio y olvido por sobre las firmas nacionales que iban muriendo de a poco. Por eso hoy, al caminar o transitar las calles de Puerto Madero, vemos que sus costosísimos terrenos están ocupados en su mayoría por las empresas que destruyeron y desplazaron a las nuestras.
Ahora bien, si lo anterior hace referencia a un aspecto meramente económico, donde lo foráneo se alza con un triunfo apabullante, también hay que decir lo mismo en el aspecto lingüístico. Persisten en los locales y tiendas del lugar, de modo inalterable, numerosas palabras en inglés, francés, italiano o alemán. Aunque no se manifieste, implícitamente queda ‘mal’ introducir léxicos en español, es decir en nuestra propia lengua, haciéndole el juego, una vez más, a la perversa manifestación sarmientina de “civilización o barbarie”. De modo que en lo financiero y en lo gutural, el extranjero vence con comodidad en el flamante barrio de Puerto Madero. Aquí no existe otra fórmula de éxito que la de ser extranjero en tierra propia.
RENTA DESAFORADA DE TINTE ULTRALIBERAL
Hay una tendencia monstruosa en los rascacielos de Puerto Madero, un principio de altanería arquitectónica que pretende competir, y vencer, a la Buenos Aires antigua y pública.
La nueva frontera imaginaria de la Capital Federal es la avenida Alicia Moreau de Justo. Antes de cruzarla para adentrarse en los diques reciclados, hay “otra” Buenos Aires, aquella en la que predominan los edificios de comienzos del siglo XX, y que sirven para albergar oficinas de organismos estatales: Estado Mayor del Ejército, la CGT (Confederación General del Trabajo), la Casa de Gobierno, el ex Correo Central, la Prefectura Naval (Edificio ‘Guardacostas’), la Aduana, etc., etc.
En cambio, cuando cruzamos Alicia Moreau de Justo en dirección al Río de la Plata, ahí está la Buenos Aires de “los que vencieron”, la que tanto auspiciaba George Bush padre y que levantó, merced al hambre y la entrega, el traidor Carlos Saúl Menem, consolidada, claro está, por las sucesivas administraciones que le siguieron a partir de 1999. Se diferencia de la anterior en que sus edificios ya no pertenecen a organismos estatales sino a empresas privadas multinacionales. También hay torres con viviendas, algo que tampoco prevalece en la Buenos Aires allende la avenida Alicia Moreau de Justo (yendo hacia el oeste).
Podemos afirmar que la arquitectura del exclusivo barrio Puerto Madero lleva en sí misma las características del modelo económico ultraliberal. Tomemos, por ejemplo, dos características del nuevo paradigma que emerge a partir de la crisis del petróleo en 1973.
Por un lado, entre ese año y 1980 se nota en las edificaciones de Buenos Aires la influencia de los grandes centros financieros internacionales, los cuales presentan torres con alturas desmedidas que sirven únicamente para lograr una mayor renta sobre la tierra, pues, a mayor cantidad de departamentos en menor espacio, mayores ganancias para los propietarios. De este modo, nadie puede negar la inmensidad de los nuevos edificios que se construyeron desde 1995 a 2010, época del máximo apogeo edilicio de Puerto Madero.
Por otro lado, diremos que desde 1980 al 2000 se produce, por el liberal Proceso de Reorganización Nacional y por el menemato, una fenomenal concentración de la riqueza en pocas manos, quizás como nunca se dio en la Argentina, todo lo cual produjo “la aparición de islas urbanas, con seguridad privada, servicios comunes, individualización, simplicidad geométrica, [y] rapidez en la resolución constructiva”, señala el periódico “La Nación” en su revista en un número especial por el Bicentenario argentino, por mayo de 2010. Nada más acertado para calificar la forma de levantar torres monumentales en Puerto Madero durante los últimos años.
HABITANTES CORRUPTOS, USUREROS Y TRAIDORES
Habitar Puerto Madero resulta una tentación a la hora de expresar jerarquía y status en medio del empobrecimiento generalizado de los habitantes. También puede servir para blanquear parte del dinero que los políticos de turno han robado al pueblo argentino por el vaciamiento del Estado Nacional. Veamos, sino, algunos casos de políticos y empresarios delincuentes que habitan en las soberbias torres de Puerto Madero:
Mario Guillermo Montoto: ex secretario privado del delincuente subversivo y doble agente Mario Eduardo Firmenich cuando comandaba la terrorista Organización Montoneros, tiene oficinas en Puerto Madero, Dique 2, edificio Costero, un piso más abajo que el de Néstor Kirchner.
Alberto Ángel Fernández: el antiguo jefe de Campaña de la fórmula presidencial Eduardo Duhalde-Ramón “Palito” Ortega en 1999, y luego jefe de Gabinete kirchnerista hasta el día 23 de julio de 2008, también posee un departamento (¿o piso entero?) en el exclusivo barrio de Puerto Madero. En él comparte sus días con la pro aborto y ‘progresista’ Vilma Ibarra, su actual pareja. Podría tratarse, la propiedad, de la misma que adquirió en 2005, en un edificio situado en Puerto Madero Este, al “módico” precio de 750.000 dólares norteamericanos…
Aníbal Domingo Fernández: este traidor delincuente que en 1991 fugó de la Justicia bonaerense por narcotraficante, mientras se desempeñaba como Intendente de Quilmes, frecuenta desde 2008 el complejo de departamentos Terrazas del Yacht, de Puerto Madero. Este complejo se ubica en la calle Juana Manso 530, Dique 4. El metro cuadrado ronda alrededor de los 1300 dólares.
Amado Boudou: actual Ministro de Economía (septiembre de 2010) de la hebrea y presidente Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner. A comienzos de 2010 se sabe que vive con la periodista de C5N (propiedad del ex menemista Daniel Hadad), Agustina Kampfer, en un lujoso departamento de Puerto Madero. Desde allí descansa todos los días mientras la economía nacional empobrece y hambrea al pueblo argentino. Un dato de este burgués que dice formar parte de un gobierno “nacional y popular”: en febrero de 2010 le regaló a su novia una “motito” Harley Davidson de 30.000 dólares… La periodista sufrió un pequeño accidente con la moto por esas fechas cuando salía a pasear por las calles posmodernas de Puerto Madero. ¿La economía del pueblo? Bien, mucho mejor si tocamos los índices del INDEC…
Facundo Miguel De Vido: hijo del traidor delincuente Ministro de Planificación Federal Julio De Vido, vivía por 2008 en un departamento del edificio Terrazas del Dique, de Puerto Madero. Ingresó en la administración pública el 27 de octubre de 2003, en los albores del kirchnerismo, bajo el ala del entonces jefe de Gabinete Alberto Ángel Fernández. Y desde allí, no paro un segundo.
Diego Santilli: hay indicios fuertes de que el Ministro de Ambiente y Espacio Público del empresario liberal Mauricio Macri vive, por agosto de 2010, en un “bulín” de 200 metros cuadrados en Puerto Madero. Tengamos en cuenta que este delincuente traidor estaría pagando algo así como 4.000 dólares norteamericanos el metro cuadrado, solamente. Allí viviría con la periodista Nancy Pazos y sus tres hijos.
Eduardo Elsztain: sionista hebreo especulador que preside IRSA (Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima), la principal empresa inmobiliaria no solo de Buenos Aires sino del país entero. Aparece como tesorero del sinárquico Consejo Judío Mundial y hace negocios con su congénere George Schwartz (George Soros). El susodicho Eduardo Elsztain es prácticamente el dueño de gran parte de Puerto Madero –como no podía ser de otro modo bajo las reglas de la democracia liberal y marxista-, contándose entre sus propiedades más deslumbrantes los siguientes complejos edilicios: Laminar Plaza (del barrio Catalinas Norte, limítrofe a Puerto Madero) y Torres de Catalinas (ubicada a medio camino entre Catalinas Nortes, Retiro y Puerto Madero).
Enrique Raúl Albistur: delincuente traidor y Secretario de Medios del kirchnerismo, que en 2007 llegó a expresar que “los periodistas han dejado de ser un intermediario necesario”… Luego de las elecciones legislativas del 28 de junio de 2009, Albistur le alquilaba al ex jefe de Gabinete nacional Alberto Fernández, un departamento que éste tiene en Puerto Madero, por 3508 pesos mensuales. Lo que se dice, una bicoca…
Débora Giorgi: la Ministro de Industria kirchnerista no quiso ser menos en materia de ostentación. Tal es así que junto a su marido, el ex abogado de Torneos y Competencias Javier Ordóñez, se mudaron, por agosto de 2010, a un piso en Puerto Madero. No se privaron de hacer las refacciones necesarias, como por ejemplo cambiar la totalidad de las cortinas del piso en cuestión.
Juan José Mussi: este eterno Intendente de Berazategui, que en sus orígenes era un simple funcionario municipal, en 2010 habita en un muy suntuoso departamento ubicado en el complejo Le Parc, de Puerto Madero, en la llamada Torre del Río. Recuérdese que en 1986 fue involucrado por la Justicia en el vaciamiento del IOMA (Instituto de Obra Médico Asistencial), por facturar análisis clínicos y tratamientos ambulatorios, entre otras cosas, que nunca se realizaron.
Ricardo Jaime: el corruptísimo ex Secretario de Transporte del kirchnerismo, además de tener innumerables propiedades en Brasil, 4 vehículos, 1 Lear Jet 31ª, un yate Altamar 64 y una casa o chalet en el “country” Cuatro Hojas de la localidad de Mendiolaza, Córdoba, también vive en Puerto Madero donde, cada mediodía, asiste al moderno gimnasio del complejo de edificios Terrazas del Dique…
Cristóbal López: santacruceño que empezó siendo cadete en esa provincia y que ahora domina casi todos los establecimientos de juegos de azar del país. Es, por ende, dueño de los barcos del Casino Flotante de Puerto Madero. Por usurero es que sufrió una protesta de sus empleados hace unos años atrás, protesta que fue noticia y que salió en todos los medios del país.
1 comentario:
la verdad es que no sabía como era el puerto madero de antes. uno ahora ve los edificios tan imponentes y esas calles llenas de restaurantes de lujo pero no imagina sus comienzos. quizás es porque vivo en un alquiler temporario en buenos aires hace muy poco y la gente que vive desde siempre conoce la historia. de todos modos está muy bien que sea publicada y que todos puedan tener acceso a leerla
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