martes, 12 de febrero de 2008

MINISTROS DE ECONOMIA LOCALES Y "THINK TANKS": UNA ARMONIA DEL PODER MUNDIAL EN EL PAIS



Los acontecimientos políticos, sean éstos locales y/o internacionales, en tiempos de globalización tienen una asombrosa armonía y hasta 'coherencia'. Nada, ni siquiera la colocación de un hombre en tal o cual cargo público responde a un impulso desesperado. Se afirma que la nomenclatura política, económica y social del mundo posmodernista tiene su origen luego de la Segunda Guerra Mundial, y no tanto después de la Revolución Francesa en 1789. Entre 1943 y 1945, se estableció como una necesidad obvia que los nuevos vencedores de la contienda -y del mundo todo- no podían admitir ni permitir un nuevo descalabro para la imposición de un orden mundial que se empezaba a gestar a pasos acelerados.

El fracaso de la Sociedad de las Naciones, que no impidió la Primera Guerra Mundial aunque la misma tiene orígenes no muy esclarecidos, antecesora de la actual ONU (Organización de las Naciones Unidas), sirvió para controlar mejor a los países en el mediano plazo. Fue necesario, pues, desatar otra guerra mundial y, más tarde, fulminadas las amenazas más urgentes, disponer de mecanismos, organizaciones y sociedades que fueran capaces de dirigir a los países hacia donde los ganadores quisieran. Desde 1945 en adelante fue notable cómo se crearon institutos tecnológicos, usinas de ideas, o bien, think tanks para dicha tarea. Ningún sector de la humanidad escapó a sus efectos. La coordinación que lograron imponerle al mundo esas organizaciones es una monstruosa obra arquitectónica: un hecho político surgido "porque sí" en Bélgica seguramente tiene algo que ver con un desastre económico provocado en la Bolsa de Comercio de México.


¿QUÉ SON LOS "THINK TANKS"? DEFINICION MAS PRECISA.

Walter Graziano, autor del libro "Hitler Ganó la Guerra" nos acerca una definición bastante precisa acerca de este fenómeno post Segunda Guerra Mundial. Afirma que la elite banquero-petrolera fue gestora, a partir de la década de 1920, de una serie de organizaciones plutocráticas denominadas CFR (Council on Foreign Relations o, traducido, Consejo de Relaciones Internacionales), Grupo Bilderberg y Trilateral Commission (o Comisión Trilateral, creada en los años 70). Pero que estas tres poderosísimas organizaciones no eran suficientes, por sí solas, de dominar al mundo bajo sus ideas, bajo sus influencias en pos de la materialización de un nuevo orden mundial, ante lo cual, y luego de la Segunda Guerra Mundial, fue imperioso la creación de 'mecanismos de control' o think tanks. Así señala Graziano en la obra sugerida:

(…)

“Sin embargo, por más poderosa, rica e influyente que la elite fuera, y por más bien organizados que estuvieran el CFR y sus entidades satélite, habría sido impensable la posibilidad de la idea de crear la globalización sin la existencia simultánea de mecanismos de control en todos los ámbitos de la sociedad, y en todo el mundo.

“La elite percibió, entonces, que debía extender su poder desde los centros en los que se apoya: Nueva York, Washington DC y Londres, a las principales ciudades de todo el mundo. Para ello necesitaba, en primer lugar, reduplicar su propia estructura, generando otros think-tanks “a imagen y semejanza” del propio CFR, incluso dirigidos por miembros del CFR y de la Comisión Trilateral, a fin de poder infiltrar en forma adecuada las estructuras estatales de poder de terceros países. De esta manera, una gran multiplicidad de organizaciones cuyo supuesto fin es el intercambio y el estímulo a la creación de ideas para desarrollos regionales han sido creadas en el mundo a lo largo del siglo XX. El objetivo real de estos think-tanks es, en cambio, bien diferente. La idea básica es tomar contacto con políticos, economistas, periodistas, diputados, senadores y funcionarios públicos de variada gama. El objetivo de establecer esos vínculos sería influir en la toma de decisiones de los respectivos países, y en los medios de prensa, a fin de controlar tanto a los gobiernos como a la opinión pública y hacer, de esta manera, más fácil la agenda de la globalización”.


Sigue explicando el economista y escritor Walter Graziano:

“La utilidad de estas estructuras de poder es, como puede observarse, muy importante para la elite. Por un lado, puede desechar todo tipo de teorías conspirativas con el argumento de que sólo se trata de grupos de personas interesadas en el mejor desarrollo de los países. Por lo tanto, no sólo puede ocultar sus fines de dominio global, sino que también hasta puede ofrecer a la opinión pública desprevenida la idea de objetivos filantrópicos”.

Henry Kissinger, George W. Bush y Collin Powell. Kissinger, criminal de Guerra y fundador del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales) en junio de 1978. Asistieron, entre otros, José Alfredo "joe" Martínez de Hoz y Mariano Grondona.



EL CARI, UN LUGAR PARA TODOS…

El pasado 27 de Enero de 2008 salió publicada una nota cuyo título decía así: “DESTACAN EL TRABAJO DE LOS THINK TANKS NACIONALES”. Y como subtítulo afirmaba que “Cippec y CARI, entre los mejores dentro de América latina”.
Lo cierto es que recientemente la Universidad de Filadelfia, Estados Unidos, en un estudio realizado destacó que “en Argentina funcionan dos de las cinco mejores usinas de ideas políticas de América latina. Además, es el país con más think tanks en la región y se encuentra octavo en el nivel mundial"…

Usted puede corroborar en el siguiente enlace la nota completa sobre esta genuina distinción del poder mundial acerca de los think tanks locales que cooperan con el mismo. Véase, de paso, los comentarios del esclarecido compatriota Adrián Salbuchi al final de la nota:


http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=982266

El CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales) fue fundado por el agente sionista y conspicuo miembro de la Comisión Trilateral y CFR, Henry Kissinger, en pleno liberal Proceso de Reorganización Nacional, y bajo su amparo se han ubicado varios de los más grandes delincuentes que la política económica –por sobre todas- de las últimas décadas dio el país. Y es precisamente al CARI donde, de una u otra forma, todos los ministros de Economía argentinos van a hacer sus “consultas”. Así, por ejemplo, el efímero ministro de Economía de Néstor Kirchner, Miguel Peirano, poco antes de traspasar su cargo al actual Martín Lousteau se reunió con el presidente del CARI, Adalberto Rodríguez Giavarini como bien lo demuestra la imagen.

Rodríguez Giavarini, vale recordarlo, fue ministro de Relaciones Exteriores del desgobierno que presidió el inepto y masón Fernando de la Rúa entre 1999 y 2001. Tras el fallecimiento del primer presidente del think tank CARI, estamos hablando de Carlos Muñiz, el 1º de Noviembre de 2007, Adalberto Rodríguez Giavarini que entonces era el vicepresidente de la sinárquica entidad pasó, directamente, a ser su presidente, hasta nuestros días…





Otro impresentable es Roberto Lavagna, un viejo conocido del CARI. En 2004, el pseudo peronista integró la Junta Directiva del CARI. ¡Qué tal! Su lamentable prontuario político lo ubicó, recientemente y una vez más, en el ridículo, al pactar su adhesión, como en años anteriores, junto a Néstor Carlos Kirchner. Hasta se comenta por lo bajo que tanto el traidor Lavagna como Ricardo Hipólito López Murphy le han “hecho el jueguito” a la actual presidente Cristina Fernández Wilhelm para que acceda a la máxima magistratura nacional en diciembre de 2007. Presentándose aquéllos dos en partidos disgregados y sin mayores aspiraciones para ocupar cargos de presidente y vice, los votos que ellos sacaron ayudó para que no haya “ballotage” y, de esa forma, obtener el triunfo electoral la hebrea Cristina Fernández en primera vuelta…

Vamos a citar unos últimos dos ejemplos de los muchos que tienen que ver con este tema de los think tanks. Uno de ellos es otro ex ministro de Economía, José María Dagnino Pastore (ver en nuestro archivo haciendo “click” en el siguiente enlace:
http://ciriaco-cuitinio-vuelve.blogspot.com/2008/01/jose-maria-dagnino-pastore-delincuente_16.html ), cuya criminalidad e infamia lo llevó, incluso, a ser un legítimo ladrón pues en pleno ‘Corralito Financiero’ estafó a cientos y hasta miles de clientes del banco que presidía.

El otro caso es el ministro de Economía de la impresentable presidente Cristina Fernández Wilhelm, es decir, Martín Lousteau. Sobre este muchacho de 37 años de edad algo nos informa el periodista de investigación y dirigente político Adrián Salbuchi, al indicarnos que Lousteau tiene una maestría en Economía de la London School of Economics, nada más y nada menos que un think tank del progresismo internacional…


Recuerde compatriota y lector, en lo cultural estos últimos años han llevado a cabo políticas gramscianas, al mejor estilo alfonsinista, ese delincuente y masón. Pero en lo económico el sistema es inalterable: liberalismo puro y fracasado –nunca se podrá decir que el liberalismo, en esta parte del mundo ha sido aceptable-, con funcionarios adheridos y miembros de las usinas de ideas o think tanks mundialistas y locales, como mandan los tiempos de la globalización.

Rematamos esta nota con la sentencia del periódico liberal-conservador “La Nación” cuando reprodujo el papel de los think tanks nacionales el 27 de Enero de 2008: “No es por su soja, ni por el dulce de leche, ni siquiera por la tristemente célebre viveza criolla. La Argentina se destaca en el nivel mundial por el número y la calidad de sus think tanks o usinas de ideas”… Y lo expresaba, como se ve, con suma felicidad.

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