miércoles, 26 de noviembre de 2008

LA FJC, UN CASO DE GRAMSCISMO EN LA EDUCACION NACIONAL (PARTE I)

Graffiti con contenido subversivo escrito en una escuela pública lindante al Parque Rivadavia, Ciudad de Buenos Aires. La inscripción expresa: "Los centros de estudiantes son fortines guerrilleros. Lobo Suelto". Imagen tomada a comienzos de noviembre de 2008. ¿Una herencia del comunismo enquistado en la educación argentina desde hace décadas?

Una obra bastante completa y olvidada que explica los orígenes del comunismo en nuestro país es la que escribió Carlos M. Silveyra a mediados de 1936, y cuyo título es "El Comunismo en la Argentina". Antes de que el autor comience a presentar documentos, nombres y fichas de los personeros del comunismo local, suscribe varias dedicatorias, una de ellas muy particular, destinada a sus hijos, en uno de cuyos párrafos se lee: "A mis dos hijos, a quienes lego mi obra por si sucumbo en la lucha contra el comunismo y los comunistas, para que sepan continuarla como cuadra a dos varones cristianos y argentinos".

Lo particular de la obra es que salió a la luz momentos antes de que comenzara la escalofriante Guerra Civil Española, episodio bélico que tendrá una honda repercusión en nuestro país, a consecuencia de la inmigración española, y, obviamente, en la Madre Patria. Pero además de eso, "El Comunismo en la Argentina" habrá sido a mediados de los años 30 una de las mejores obras para esclarecer algunos acontecimientos que se daban a lo largo y ancho del mundo, donde el marxismo estaba en plena expansión, donde el capitalismo liberal se aprestaba a compartir la hegemonía ideológica del mundo con el anterior, y donde el nacionalsocialismo y el fascismo apresuraban su protagonismo y su revolución como una tercera alternativa eficaz y sorprendente. Aún no soplaban vientos de guerra mundiales, si bien las sospechas ya estaban instaladas hacía rato para que ellos se desataran en cualquier momento.

No sirve este posteo para versar sobre la obra, que consta de interesantísimas 543 páginas, aunque el desgaste del ejemplar que tenemos hace suponer que faltan algunas pocas hojas más. Queríamos comentar sobre el oscuro origen de la FJC (Federación Juvenil Comunista), o simplemente "La Fede" como la llaman hoy por hoy sus anárquicos militantes. La FJC es, a nuestro modesto entender, la agrupación juvenil que más relevancia ha tenido en la historia argentina desde que fue creada en el seno del internacionalista PC (Partido Comunista) argentino. Fue -y es- la agrupación madre que subvertió los valores de la juventud argentina a extremos impensados, cuyos resultados pueden notarse con total impunidad en nuestros días: imberbes que toman escuelas cortando calles por reclamos politizados, dirigentes juveniles que se inician desde temprano en la prédica envenenada del marxismo ateo, infiltración universitaria, entronización de delincuentes como Ernesto "che" Guevara al estadio de "patriotas" o "luchadores por la liberación de los pueblos", etc., etc.

La FJC ha logrado introducir sus ideales más que con la violencia, con la mentira disfrazada de persuasión justiciera, como la vieja táctica gramsciana. En comparación, por decir algo, a la cifra de muertos y desaparecidos que tuvieron organizaciones subversivas marxistas como Montoneros o el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), la FJC apenas padeció la baja de unos pocos militantes. Mucho tuvo que ver el acuerdo implícito al que llegaron el PC y la junta militar liberal de no combatirse mutuamente por órdenes emanadas tanto de la URSS y Cuba como de Washington, Estados Unidos.

Por último, y antes de introducirnos en la obra nombrada anteriormente, advertimos que la FJC tuvo bastante gravitación en la vida política local, llegando a contar entre sus filas a los delincuentes traidores Ernesto Sábato y al teniente coronel (R) Aldo Rico. En fin, a la obra, señores.


"LA FEDE"

La FJC es, en primer término, una organización que dependía de la Internacional Juvenil Comunista de Moscú, y el enlace entre ambos lo efectuaba el C.C. (Comité Central) del Partido Comunista argentino. Se estructura del siguiente modo:

  • La FJC tiene un Comité Regional (CR) que básicamente funciona dentro de la Capital Federal.

  • A su vez, el CR se divide en el Comité de Barrio y Radio (CB), estamento del cual hay uno por cada barrio de Buenos Aires. En el libro que citamos, de los años 30, los CB se hallaban en Flores, Parque Chacabuco, Caballito, Mataderos, Parque Patricios, Constitución, Palermo, Nueva Pompeya, Villa Crespo, Centro (sic), Retiro-Puerto Nuevo, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Villa Devoto, Belgrano, Boca-Barracas, Paternal, Villa del Parque y en Villa Lugano. Hoy suponemos que se encuentran en los demás barrios de Buenos Aires.

  • Cada CB está, a su vez, organizado por Células que diponen de diversos encargados: Secretario, de Prensa, Sindical, de Finanzas, del Sector Rojo (sic), Idiomático, de Agitación y Propaganda, de Literatura y de Estafeta.

Como puede notarse, la estructura de la FJC es grande, abarcativa, como para sostenerse en el tiempo sin problemas. Ayer era financiada por la Unión Soviética, y desde finales del siglo XX y comienzos del XXI, la ETA española, la droga de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el gobierno de Cuba son sus apadrinadores. En la página 226 de "El Comunismo en la Argentina" dice una parte así: "He dicho que la Federación Juvenil Comunista es el organismo más importante del Partido [Comunista], porque ella es la que causa mayor daño en el presente y proyecta el desastre de la juventud para el futuro; actúa en todos los ambientes juveniles, en las escuelas primarias, en los colegios, en las universidades, en los pequeños clubs sociales de barrio o villas, en los centros deportivos, en las bibliotecas populares, en los Centros de los Partidos Políticos Socialista y Radical y sobre todo entre los conscriptos del ejército y la armada".

Su predicamento está centrado en los niños, los adolescentes, la juventud obrera y universitaria y, antiguamente, entre los conscriptos que servían en las FF.AA. cada año. Y en cada uno de estos grupos sociales, la dirigencia de la FJC prepara mansamente una malformación moral y ética que lleve a la alienación de la juventud en todo sentido y forma.

Entre los niños, por ejemplo, se confoman los "Grupos Infantiles o de Pioners", que se nutren de chicos preferentemente abandonados o que moran en las calles, con familias destruidas. Una actividad atrapante para éstos solían ser, al menos en los años 30, la organización de partidos de fútbol en terrenos baldíos y "en las Escuelas Obreras Judías donde se explota hábilmente el odio que los israelitas tienen a los cristianos o burgueses, y que se transmite de generación en generación", nos dice la obra.

En las Escuelas Obreras Judías, los dirigentes de la FJC conseguían que los militantes del Partido Comunista lleven a sus hijos e hijas tanto a dichas escuelas obreras como a las escuelas primarias del Estado al mismo tiempo. Esta tendencia a darle una doble educación a los infantes tiene, para los comunistas, una doble intención, "porque es una máxima del comunismo, que los niños y las mujeres, son los vehículos de mayor eficacia para la difusión y propaganda de su ideología entre los burgueses; los niños, por la rápida intimidad con que se ligan a sus compañeritos de escuela y las mujeres por sus atractivos femeninos, que los comunistas explotan con magnífico resultado". Respecto a esto último, esta táctica puede verse actualmente en las universidades estatales, donde los dirigentes varones de las agrupaciones subversivas marxistas apelan a cierto número de bellas jóvenes para llamar la atención de incrédulos estúpidos que, cuando menos se dan cuenta, han caído bajo el influjo falaz del comunismo disgregante. En los años 70, a esta táctica enfermiza se la denominaba "propaganda vaginal".

En cuanto a las Escuelas Obreras Judías, dice Carlos Silveyra que allí se enseña a los niños a odiar a la clase burguesa, la cual está conformada, dicen, por los militares, los curas y la policía, todos culpables de la "pobreza y miseria en que viven las familias obreras. Así, por ejemplo, se les explica, que mientras ellos concurren a la escuela en días de lluvia y de frío caminando por las calles, expuestos a mojarse y a enfermarse, los ricos, los curas y los militares se pasean en sus automóviles, en muchos casos, oficiales, sostenidos con el dinero del gobierno, dinero que se arranca a los obreros por medio de impuestos exagerados; que mientras ellos, hijos de obreros, viven en inmundos conventillos, los hijos de los ricos viven en casas lujosas, abrigados y llenos de comodidades; de esta manera se inicia a las criaturas en la "lucha de clases" envenenándoles sus conciencias contra la sociedad actual y haciéndoles concebir ilusiones en el sentido de que cuando triunfe la revolución comunista, los obreros, sus padres, serán los dueños del país y de toda la riqueza de la República". Este sería, entonces, el origen del odio hacia la sociedad, la autoridad y el catolicismo, al tiempo que se gesta con más furia y fuerza la actitud vengativa.

Mientras que en el período de entreguerras la FJC preparaba las conciencias de los niños para hacerles ver que los agentes policiales eran aquellos que apaleaban a los obreros huelguistas, o bien, los que impedían a los chicos jugar al fútbol en la vía pública, hoy por hoy el agente policial es el que detiene a "los drogadictos que quieren hacer de su vida lo que se les da en gana". Incluso, los policías siguen siendo los que reprimen a "los piqueteros luchadores" o a los que "reclaman una vivienda digna" tras usurpar un terreno fiscal. Esta condena, que emana de la teoría comunista, va dando sus frutos en el sentido de que un agente de la policía está prácticamente desarmado en la calle, sin que pueda detener a nadie por temor a la alarma roja de los mentados "derechos humanos". Esto, señores, ha sido un triunfo que el marxismo, a través de las ideas de Antonio Gramsci, hizo prevalecer y afianzar con alarmante peligrosidad.

Imagen de un página en idioma hebreo, perteneciente a un texto editado por las Escuelas Obreras Judías. Puede notarse cómo sobresale la figura de Vladimir Illich Ulianov (Lenin) en la parte central, y bajo la misma unos niños en actitud de aprendizaje o adoctrinamiento, según corresponda.

En los "Grupos Infantiles" cumple un papel determinante la propaganda escrita. La FJC contaba con una gama de periódicos destinados a los infantes tales como "El Pioner", "Compañerito", "Mi Compañero de Escuela" y otros más. En la obra se estima que algunos cuentos impresos demonizaban a sacerdotes y militares, en cuanto a que eran protagonistas de actitudes depravadas y sexuales. Este tipo de lecturas fomentaban en los niños el arraigo del vicio y la propia degradación.

En las bibliotecas y los centros culturales copados por la Federación Juvenil Comunista, la labor de los dirigentes también ha sido fructífera. Abundan los libros de autores rusos, marxistas, leninistas, algunas novelas amorales, folletos, revistas, y varios periódicos que, en gran número, son editados en los más importantes centros mundiales de difusión intelectual comunista tales como Francia, Cuba y la España post franquista.

Esto refiere Silveyra cuando nos comenta acerca de la utilización de las mujeres y la sexualidad para engrosar las filas de la FJC y del marxismo en general: "En dichas bibliotecas se fomenta entre los adolescentes de ambos sexos el "Amor Camaradería", antesala de las relaciones sexuales a que se entregan esos jóvenes con la mayor naturalidad del mundo, con la secuela de consecuencias horrorosas, que causan verdaderos estragos físicos y morales en esas jovencitas, en su mayoría alumnas de los establecimientos secundarios de la Nación". Y continúa: "Así educada la joven comunista y socialista, en esos ambientes repugnantes de las bibliotecas y centros culturales, alejadas en absoluto de los principios de la moral cristiana, llegan a nuestras universidades, y entonces, allí es el acábose, el verdadero descalabro moral".

Una circular que el Comité Central (CC) de la Federación Juvenil Comunista (FJC) envió a los instructores de los "Grupos Infantiles" el 5 de febrero de 1934, decía cosas como estas, observen:


(...)

"III. Es necesario hacer comprender a los niños, que la carrera militar es un privilegio de clase, porque la burguesía cierra las puertas del Colegio Militar para los hijos de obreros y para los niños judíos, porque ellos han sufrido en carne propia la persecución de las clases capitalistas, y además porque tienen el temor de que los hijos de los obreros, lleven a las filas del Ejército, los principios de nuestra ideología comunista (...) Es necesario preparar el campo para que cuando los niños lleguen a la edad del servicio militar, vayan bien compenetrados de nuestra ideología comunista y de nuestra apreciación sobre el problema militarista, de modo que se encuentren capacitados, para que llegado el caso, sepan cumplir con nuestras consignas; es igualmente importante hacer comprender el abuso que hace la burguesía de la conmemoración de las fechas "patrias" pretendiendo deformar el verdadero espíritu popular de la revolución de masas del 25 de Mayo..."

En otro lugar dice lo siguiente: "IV. Una de las necesidades más grandes es combatir entre los niños el opio de la religión, hábilmente explotada, y logrando por desgracia embaucar a los niños y jóvenes con sus armas hipócritas, con los cuerpos de Boy-scouts, con sus fiestas infantiles en que hacen repartos de golosinas y premios a los mejores alumnos del catecismo, factor principal éste para que el niño penetre en la hipocresía de la religión. Urge demostrar a la niñez con una propaganda sencilla y penetrante, que todas las dádivas de los curas y de las damas de beneficencia vienen del propio sudor de la clase trabajadora, porque el clero conjuntamente con el ejército, son los puntales de los Gobiernos feudal burgueses". Más adelante, y para ir finalizando con esta espeluznante muestra de lo que es la Federación Juvenil Comunista en la Argentina desde sus orígenes, la circular del 5 de Febrero de 1934 enfatiza que "Uno de los puntos principales a tratar para la eficacia de esta capacitación, es inculcar a los niños el odio y el desprecio por la religión y por el clero, como así también explicar el sentido de las fiestas de navidad, año nuevo y reyes, que la burguesía celebra, excluyendo de ellas a los niños judíos y a los hijos de los obreros...".

En la próxima parte, seguiremos revelando las directivas que en 1934 se le daban a los delincuentes subversivos marxistas que atrofiaban el cerebro de los niños argentinos que eran embaucados en la ideología del odio.

1 comentario:

El Rojo dijo...

NO! Nunca me rei tanto en mi vida jjajajajajaj

Cristianos de mierda!
Muerte al cerdo burgues!

estoy jodiendo. un saludo grande...