miércoles, 25 de febrero de 2009

¿DONDE ESTAN LOS "EXPERTOS", "SABIOS" O "GURUES" ECONOMICOS DEL SISTEMA LIBERAL-CAPITALISTA AHORA? (PARTE I)

Francis Fukuyama aparece en el centro de esta imagen, en una visita que hizo el 29 de noviembre de 1991 al CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales), entidad de la sinarquía internacional fundada el 15 de junio de 1978 por el criminal de Guerra y agente del sionismo político Henry Kissinger. A la derecha de Fukuyama se ve al ex ministro del liberal Proceso de Reorganización Nacional, Roberto T. Alemann. Último dato: el anteúltimo que aparece del lado derecho de la imagen, de anteojos y calvo, es el masón y ex ministro duhaldista Jorge Reinaldo Vanossi, quien compartió una cena masónica a fines de 2004 con el forajido Daniel Hadad y Enrique "coti" Nosiglia.


Es el frenesí de las noticias cotidianas el que impide hacer una exhaustiva y detenida revisión de las ineficaces teorías económicas, las mismas que los "gurúes" adoctrinados en las instituciones del poder mundial se esfuerzan en expandir por el mundo entero como si fueran recetas inexpugnables, sólidas y eternas. Ocurre a menudo que, cada vez que se le presenta a la humanidad una "crisis" de índole económico-financiera, esos "expertos" agachan la cabeza y permanecen en la impunidad de las sombras a la espera de nuevas y mejores noticias numéricas que pongan todo en su lugar. Los más cínicos optan, en cambio, por contradecirse, destruyendo sus anteriores argumentos y dándole vida a otros que se ajustan perfectamente a la coyuntura del presente histórico.

Cuando una "crisis" echa raíces, no se sabe a ciencia cierta dónde queda el dudoso prestigio que adquieren los publicitados "expertos" en economía global o los que ayer nomás alentaban con frenesí desmedido el libre comercio y la casi desaparición de los Estados Nacionales en medio de una aldea global que abría sus espacios para la libre circulación de los mercados financieros.

Cuando la primera década del siglo XXI está muriendo, el panorama que presenta la involución del sistema económico liberal ha dado por tierra con las teorías que durante siglos han servido, únicamente, para enriquecer a las naciones desarrolladas y para empobrecer y degradar al estadio de colonia a las naciones subdesarrolladas, con el agravante de que esas mismas teorías ahora también afectan a sus hacedores. La consecuencia lamentable proveniente de las fórmulas creadas por los técnicos del liberalismo capitalista, hace que hoy, en el mundo, nadie esté a salvo, aunque podemos escuchar sugerencias de que ni aún bajo estas circuntancias los que poseen el capital pierden.


FRANCIS FUKUYAMA: UN CRIMINAL ECONOMICO QUE SE DESDICE

El caso del economicista político y teórico del nuevo orden mundial Francis Fukuyama, bien puede ser el paradigma de los que han envuelto al mundo con determinadas ideas que hoy han fracasado rotundamente.

Comenzó diciendo este siniestro personaje, el cual ahora no tiene tanta prensa por la razón antes comentada, que los fundadores del liberalismo ya señalaban la relación existente entre "libertad" e "igualdad". "Libertad" para convertir al hombre en un maximizador de riquezas y beneficios, para enriquecerse casi, diríamos, ilimitadamente. "Igualdad" para hacer notar que los hombres están, desde el momento mismo en que nacen, en igualdad de condiciones, esto socialmente hablando.

Lo que después continúa diciendo Fukuyama en su teorización económica es que, con el devenir del desarrollo de las sociedades capitalistas, toma mayor fuerza el término de "libertad", pero no ahonda sobre lo que ocurre con el término "igualdad", y allí está la naturaleza maligna del liberalismo capitalista. Francis Fukuyama, adaptando su perversión a la propia naturaleza del sistema que defiende, sostiene que la característica del liberalismo no ha sido nunca la idea de "igualdad", sino siempre la de "libertad". En el liberalismo lo que se busca es la obtención del mayor beneficio económico individual posible, sin importar las consecuencias sociales que ello traiga. Y afirmaba, hasta antes de contradecirse, que la historia llegaría a su fin (recordar su obra magna, "El Fin de la Historia y el Último Hombre", del año 1992) habiendo conformado un "hombre económico". Para él la evolución de la humanidad terminaba allí, y estaba totalmente convencido de que no existía otra panacea más reconfortante que la que ofrecía la democracia liberal. De allí que en su libro más leído, Fukuyama aparece como partidario de la eliminación y/o desconsideración de la gente minusválida, por ejemplo, pues su criminalidad mental le reportaba una suerte de estorbo económico el tener que adaptar ciertos dispositivos para que los discapacitados se sientan cómodos y puedan vivir más dignamente. Esta manera de pensar está en la raíz misma del pensamiento anglosajón y, desde luego, hebreo, y está dictada por el factor económico, sin lugar a dudas.

En el presente, lo que en teoría plasmó Fukuyama, en la realidad terminó en una colosal estafa que tuvo como protagonista a un ex presidente del índice Nasdaq (la bolsa de comercio electrónica más grande de los Estados Unidos), justo en momentos en que la crisis global empezaba a tomar forma. El operario de origen hebreo, cuyo nombre es Bernard Madoff, fue acusado casi a mediados de diciembre de 2008 por un fraude de 50.000.000.000 de dólares (50 mil millones). Seguramente que de muchacho abrazó las ideas de los padres fundadores del liberalismo norteamericano, y de seguro amó el argumento defendido por Francis Fukuyama tiempo después, esto es, la idea de "libertad" para enriquecerse sin importar cómo.

Según el diario "La Nación" del 13 de diciembre de 2008, Madoff, al ser detenido, dijo ser "insolvente hace años, que sus operaciones de administración de fondos eran "toda una gran mentira", y "básicamente, un gigantesco esquema Ponzi". En este esquema, el estafador usa dinero de nuevos inversionistas, atraídos por la promesa de altos retornos, para pagar a los inversionistas previos". Y detalla otras cosas más: "Madoff, que presidió la bolsa de valores tecnológicos Nasdaq a principios de los 90, está acusado de planificar un esquema Ponzi o de pirámide financiera de proporciones "épicas" a través del fondo de cobertura Bernard L. Madoff Investment Securities LLC que manejaba".

Ahora que estalló la peor catástrofe financiera y económica no sólo de los Estados Unidos sino del mundo, ¿pueden seguir funcionando los lineamientos postulados por Francis Fukuyama? No. Incluso, el propio Fukuyama que antes se mostraba en lo económico un ultraliberal amante del libre comercio y, por ende, un enemigo acérrimo de la intervención estatal, ya desde finales de 2005 veía que eso no iba más, y entonces comenzaba a plantear la necesidad de un Estado que "tiene que ser fuerte".

Tal es así que, en un reportaje que salió publicado en "La Nación" el 13 de noviembre de 2005, Fukuyama señalaba su fracaso argumentativo y teórico de los 90 al decir lo que sigue: "Lo que sí creo es que durante la década del 90, en particular, hubo una confusión respecto a dos de sus dimensiones [las del Estado], es decir hasta dónde debe intervenir y regular, o si trata de tener empresas propias o interferir en el libre mercado. Creo que, justificadamente, la tendencia del último cuarto de siglo ha sido la de restringir esta esfera. Por otra parte, está la dimensión del Estado que debe hacer que se cumplan sus propias leyes y hacerlo de manera transparente, limpia y sin corrupción. Lo económicamente óptimo es un país que tiene restringida la primera dimensión y es fuerte en la segunda, pero lo que vimos es que muchas veces achicar el Estado implicaba achicar ambas". Y agregaba el impresentable: "Los Estados débiles son los que causan los problemas más graves que enfrenta el mundo hoy: de la pobreza al terrorismo, del sida a las drogas". ¿Qué quedó del "experto" teórico de la economía globalizada Francis Fukuyama? Disculpen la reiteración del interrogante, pero apreciando la actual situación financiera, Fukuyama pasaría a ser un triste y célebre recuerdo del liberalismo salvaje que se puso en práctica con fanatizada rabia desde la irrupción de las administraciones de Ronald Reagan, en Estados Unidos, y de Margaret Tatcher en Inglaterra, a comienzos de los años 80.

En otra nota seguiremos con más "doctores" y "licenciados" de renombre que ahora ven como el "castillo de arena" que fomentaron desde los libros, las conferencias, las cátedras y los centros de poder mundial se desarma sin contemplaciones.

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