domingo, 19 de junio de 2022

UNA ENTIDAD SINARQUICA: THE TAVISTOCK INSTITUTE


Esta entidad, de las más importantes dentro del concierto de organismos que, en conjunto, dan entidad a la Sinarquía Internacional y su ejecutante Nuevo Orden Mundial (NOM), tiene su sede en 63 Gee Street de la ciudad Londres, Inglaterra. Su nombre completo es The Tavistock Institute of Human Relations (TIHR), debiendo su fundación en el mes de septiembre de 1947, siendo, por ello, un organismo con los típicos vicios imperiales de la pos Segunda Guerra Mundial, viciada con los infames principios rectores de las potencias vencedoras de dicha conflagración. 

Como ellos mismos lo explican en su portal web (www.tavinstitute.org/who-we-are), TIHR nace con grupos de trabajo abocados a diferentes disciplinas para encontrar formas de aplicar conceptos psicoanalíticos y de sistemas abiertos a la vida grupal y organizacional”. A modo de eufemismo filantrópico, tan habitual en estos organismos globalistas, TIHR dice estar dedicado, asimismo, “al estudio de las relaciones humanas para proponer mejoras en la vida laboral y las condiciones para todos los humanos dentro de sus organizaciones, comunidades y sociedades más amplias y a la influencia del medio ambiente en todos sus aspectos en la formación o desarrollo del carácter o a la capacidad humana; realizar investigaciones y brindar oportunidades de aprendizaje a través de la experiencia para este fin…”, etc., etc. 

Entendido como un ‘laboratorio social’, el TIHR está asociado desde sus orígenes a otros tantos de su misma condición, como el poderosísimo Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT, sus siglas en inglés), la Fundación Heritage, y varios otros más. Orgánicamente, está relacionado al Mercado Común Europeo (European Common Market, en inglés), el (Instituto Real de Asuntos Internacionales (en inglés, Royal Institute for International Affairs) y, claramente, al MI-5 o servicio secreto interno de Inglaterra. 

Durante la década de 1920, existió una entidad embrionaria de la TIHR llamada Tavistock Clinic, que dedicaba personal y cantidades ingentes de dineros a operaciones de control mental, tomando, para ello, a civiles y militares en calidad de retiro que, recientemente, habían participado en la Primera Guerra Mundial (1914-1919). De modo, que a través del Tavistock Clinic se intentó llegar a conclusiones que permitan saber cuándo una persona puede “perder el control mental y el contacto con la realidad anterior para dejarla indefensa ante nuevos estímulos” (La verdad de la Pandemia. Quiénes fueron y por qué, de Cristina Martín Jiménez, p. 92).  

 

La meta era lograr quebrar la fortaleza psicológica de los que eran sometidos a las tortuosas técnicas del Tavistock Clinic. ¿Para qué? Para controlar, en último y gran término, a las masas. Sus integrantes entonces, se propusieron “hallar las claves para modificar las percepciones individuales que alteran las creencias o los valores previos”, verbigracia: las tradiciones. 

UN MUNDO FELIZ: ENTRE EL LSD Y LOS BEATLES 

En la década de 1960, el ahora denominado Tavistock Institute of Human Relations (TIHR) ayudó a fomentar el consumo de drogas entre los jóvenes, poniendo énfasis en los ácidos lisérgicos (LSD), arma química perfectamente elaborada en la denominada “era hippie” que, lejos de “liberar” servía a los efectos de dispersar, confundir, controlar y manipular a sus consumidores. Esos consumidores fueron, por lo general, jóvenes. 

Lo que intuía el TIHR fue que, dosificándole las drogas, los jóvenes atenuarían su natural energía ilimitada propia de la vitalidad con que cuentan, razón suficiente para ponerle un freno a través de drogas sintéticas. Mientras más ‘zombies’ estén, mejor para quienes detentan el poder real de la política global. 

La invención del LSD fue obra de la firma farmacéutica de origen suizo Sandoz AG, cuya propiedad le correspondía al judío S. G. Warburg, un antiguo consejero del presidente de EE.UU., Franklin D. Roosevelt. Un trabajador de Sandoz AG, el químico Albert Hoffman, fue quien descubrió la ergotamina sintética (droga alucinógena), la cual sirvió como compuesto para crear el LSD y otros productos derivados. 

Junto a la actuación desembozada del TIHR también propulsó el desarrollo de la narcocultura del LSD el oscuro proyecto o programa MK Ultra, a través del cual hubieron de desembolsarse la friolera de U$S 25 millones para editar libros, componer temas musicales y desperdigar un estudiado léxico acorde a aquellos tiempos de ácidos perturbadores. 

Poster promocional del tema "Lucy and the Sky with Diamonds"
de Los Beatles (1967). Nótese la alusión al ácido lisérgico (LSD).

Esta “nueva cultura” se vio favorecida por una serie de palabras que el TIHR fomentó de modo extraordinario para ser apropiado por los incrédulos drogones. Así, aparecieron en el habla términos como “flower children”, “beatniks”, “hippies”, etc., etc., y hasta se volvió una ‘moda’ cierto uso desprejuiciado de ropa y, en los varones, el pelo largo poco higienizado, desparejo, grasiento.   

TIHR fue padre, junto al influyente Stanford Research Institute (SRI), del surgimiento de Los Beatles, quienes nacieron al influjo de la denominada “Operación Acuario”, suerte de experimento social previamente elaborado. Dicen Ricciardelli y Schmid: 

“Los Beatles eran  parte integrante de la “Operación Acuario”, de la que surgió “Imágenes Cambiantes del Hombre”, URH (489)-2150-Policy, Investigación Informe No. 4/4/74. Informe político preparado por SRI Center for the Study of Social Policy, del que es Director el Profesor Willis Harmon.” (Los Protocolos de la Corona Británica, del Vcom (R) VGM Horacio Ricciardelli y Luis E. Schmid, p. 459) 

Lo que introdujeron con su música Los Beatles, y tras ellos las numerosas bandas de música que bajo las nuevas reglas surgieron, se basó en la música con sistema 12-Atonal. ¿Qué es 12-Atonal? Señalan los autores precitados: “El Sistema 12-Atonal consistió en sonidos pesados, repetitivos, tomado de la música del culto de Dionisio y el sacerdocio de Baal por [Theodor] Adorno y recibió un sabor “moderno” de este amigo especial de la Reina de Inglaterra y el Comité 300” (Op. cit., p. 460). Adorno, recordemos, fue un judío-alemán y miembro conspicuo de la marxista Escuela de Frankfrut, pese a vivir cómodamente en Estados Unidos donde jamás fue molestado. Filósofo, musicólogo y psicólogo, Adorno, sin ir muy lejos, estuvo detrás de la composición de no pocos temas de Los Beatles, ya que aquél regresó de su exilio norteamericano y vivió en Europa durante casi toda la década de 1960, en pleno auge de la “beatlemanía”. Falleció en Suiza en 1969. 

Mientras esta estética nacía, y tomaba impulso, en Gran Bretaña, teniendo como uno de sus estandartes a Los Beatles, en Estados Unidos la importación del LSD fue factible merced al escritor y filósofo inglés Aldous Huxley, el autor de Un Mundo Feliz, donde primero se distribuyó en los campus de las universidades norteamericanas y, ahí nomás, en los conciertos de rock. Desde estos dos puntos, luego se expandió velozmente a toda la sociedad de aquel país. 

Quien no crea, pues, que TIHR ayudó a crear toda una reingeniería social capaz de contrarrestar la tradición cultural de sociedades enteras, entonces no observó cómo la mentada “revolución” dada en los años 60 del siglo XX fragmentó, y quebró, todas las pautas culturales anteriores a su aparición de modo abominable, acabando con una tradición occidental a manos de institutos globalistas creados para tal finalidad subversiva. 

 

Por Mil Federales Netos


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